Guerra y paz
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Mientras la aristocracia de Moscu y San Petersburgo mantiene una vida opulenta, pero ajena a todo aquello que acontece fuera de su reducido ambito, las tropas napoleonicas, que con su triunfo en Austerlitz dominan Europa, se disponen a conquistar Rusia. Guerra y paz es un clasico de la literatura universal. Tolstoi es, con Dostoievski, el autor mas grande que ha dado la literatura rusa. Guerra y paz se ha traducido pocas veces al espanol y la edicion que presentamos es la mejor traducida y mejor anotada. Reeditamos aqui en un formato mas grande y legible la traduccion de Lydia Kuper, la unica traduccion autentica y fiable del ruso que existe en el mercado espanol. La traduccion de Lain Entralgo se publico hace mas de treinta anos y presenta deficiencias de traduccion. La traduccion de Mondadori se hizo en base a una edicion de Guerra y paz publicada hace unos anos para revender la novela, pero es una edicion que no se hizo a partir del texto canonico, incluso tiene otro final. La edicion de Mario Muchnik contiene unos anexos con un indice de todos los personajes que aparecen en la novela, y otro indice que desglosa el contenido de cada capitulo.
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Las observaciones psicológicas sobre la capacidad del hombre para explicar retrospectiva e instantáneamente un hecho con una serie completa de argumentaciones falsamente libres (como me propongo exponer en otro lugar con mayor detalle) confirman que la conciencia de libertad en el hombre al realizar un determinado acto es errónea. Pero esas mismas observaciones psicológicas demuestran que existe otra serie de actos en los que la conciencia de nuestra libertad no es retrospectiva, sino instantánea e indudable. Yo puedo, evidentemente y sea cual fuere la oposición de los materialistas, ejecutar una acción o abstenerme de ella en cuanto esa acción me afecta a mí solo. Es indudable que, por mi propia voluntad, acabo de levantar el brazo y ahora lo bajo. Puedo en este instante dejar de escribir. Vosotros podéis, en un segundo, dejar de leer. Por mi sola voluntad y fuera de todo obstáculo, puedo en un momento trasladarme con el pensamiento a América o pensar en un problema matemático. Puedo, poniendo a prueba mi propia libertad, levantar o bajar con fuerza mi brazo. Lo hago. Pero junto a mí hay un niño; levanto la mano y, con la misma fuerza, intento bajarla sobre él. No puedohacerlo. Un perro se echa sobre ese niño, y yo no puedodejar de golpear al perro. Estoy en filas y no puedo dejar de ir con el regimiento. En una batalla, no puedo dejar de ir al asalto con mi batallón, y no huir cuando todos huyen en derredor. No puedo. Cuando estoy en un tribunal, como defensor de un acusado, no puedo dejar de hablar o de conocer lo que voy a decir. No puedo por menos de cerrar los párpados cuando alguien dirige un golpe contra mi ojo.
Por tanto, existen dos clases de actos: unos dependen y otros no dependen de mi voluntad. Y el error que origina la contradicción proviene sólo de que la conciencia de ser libre que acompaña legítimamente cada uno de los actos que remiten a mi yo, a la parte más abstracta de mi ser, la extiendo ilegítimamente a mis actos realizados en unión con otras voluntades y dependientes del concurso de voluntades que no son la mía. Es bastante difícil delimitar el campo de la libertad y de la necesidad; la fijación de ese límite es objeto de la psicología; pero cuando observo las condiciones en que se manifiestan nuestra mayor libertad y nuestra mayor dependencia, no puedo dejar de reconocer que cuanto más abstracta y por consiguiente menos ligada a la actividad de otros hombres es nuestra actividad, tanto más libre es; y a la inversa, cuanto más ligada está nuestra actividad a la de los demás, menos libre es.
El vínculo más fuerte e indisoluble, más penoso y constante con los demás hombres es el llamado poder sobre los otros, que en su verdadero significado no es más que una mayor dependencia con respecto a los demás.
Equivocado o no, me he convencido plenamente de esta verdad a lo largo de mi trabajo. Y al describir los acontecimientos de 1805, 1807 y, sobre todo, de 1812, en los cuales se revela con mayor claridad esta ley de la fatalidad, no podía dar importancia a las acciones de quienes creían controlar los acontecimientos, y que en realidad pusieron en ellos mucha menos actividad humana que los demás participantes. La actividad de esos hombres me interesaba solamente como ilustración de esa ley de la fatalidad que, de acuerdo con mi íntima convicción, domina la historia; y de esa ley psicológica que obliga a un hombre a realizar con menor libertad sus actos y a crear en su fantasía toda una serie de razonamientos retrospectivos para demostrarse a sí mismo que ha obrado libremente.
Nota de la traductora
Cuando el editor me propuso revisar la traducción de Guerra y paz, vertida directamente del ruso al español por Francisco José Alcántara (a quien no conocía ni conozco) y José Laín Entralgo, amigo y compañero de trabajo en la Editorial de Lenguas Extranjeras de Moscú, quedé muy sorprendida. Había hojeado esa traducción y me gustaba: se leía y entendía con facilidad.
El editor me pedía, al mismo tiempo, que me atuviese a todo cuanto decía Tolstói, sin apartarme del texto original. Teniendo en cuenta estas indicaciones, empecé a cotejar la obra con el original ruso y encontré omisiones, falsas interpretaciones del sentido, cortes y diversos errores que en mi versión, durante largos años de trabajo y en la medida de mis capacidades, procuré corregir.
Su fluidez de lectura me ha sido de gran ayuda para esta nueva versión, y ello merece el reconocimiento del que dejo aquí constancia.
Además de la edición rusa de Guerra y pazincluida en la obra completa de Tolstói en catorce tomos (Editorial Estatal de Literatura, Moscú, 1951) y de la mencionada traducción, me he servido libremente de las ediciones italiana (Einaudi, 1962, trad. Enrichetta Carafa d'Andria y Leone Ginzburg), francesa (Gallimard, 1973, trad. Henri Mongault) e inglesa (Modern Library, reedición de 1994, trad. Constance Garnett).
Creo que algún día, cuando se haga una nueva versión, también encontrarán fallos en la mía, pero lo cierto es que puse en mi trabajo “toda el alma”, como dirían en ruso, a lo largo de muchos años.
Lydia Kúper
Madrid, octubre de 2003
Anexos
Personajes
Índice y contenido de los capítulos
Notas
Las siguientes listas 1) de personajes y 2) de los contenidos de los capítulos de Guerra y pazse deben a la amistosa pero inapreciable y entusiasta colaboración de Francisco Villalba, por quien el editor aquí deja constancia de admiración y reconocimiento.
Algunos personajes de Guerra y paz
Ajrosímova, María Dmítrievna- Dama viuda amiga de los Rostov. Madre de cuatro hijos militares y de una hija casada. Madrina de Natasha, a quien acoge en su casa en ausencia de sus padres, cuando Anatole Kuraguin intenta secuestrarla. Sólo habla en ruso.
Alexéievna, Elisabeth- Zarina del zar Alejandro I.
Alpátich, Yákov- Administrador de los Bolkonski en Lisie-Gori.
Andréievich, Kiril- Tío de Denísov. Jefe de intendencia del ejército.
Antón- Antiguo preceptor del príncipe Andréi Bolkonski que lo acompaña en la finca de Boguchárovo.
Apraksin, conde Stepán Stepánovich- General de la caballería rusa.
Arakchéiev- Amigo del zar Alejandro I. Ministro de la Guerra de 1808 a 1825. Célebre por su crueldad.
Arjárov, los- Rica familia noble de Moscú, a la que visita Nikolái Rostov cuando regresa del ejército.
Armfeld- General sueco del ejército ruso.
Aubert-Chalmet- Modista de Mme Ajrosímova.
Auersperg von Mautern- Príncipe austríaco, mariscal de campo en la campaña austríaca, cae en la trampa que le tiende Murat en el puente Tabor.
Bagration, Piotr Ivánovich- General de las tropas rusas. Interviene en la campaña austríaca y también en la rusa. Muere en Borodinó.
Balaga- Mocetón conductor de troikas.
Bálashov- Estadista ruso. Acompaña al Zar a Vilna, en 1812, y lleva la carta del Zar a Napoleón.
Bandarchuk- Húsar. Amigo de Nikolái Rostov en la campaña austríaca.
Barclay de Tolly- Mariscal de campo ruso de origen escocés. General en jefe al principio de la campaña de 1812. Cae en Borodinó.
Bazdéiev, Makar Alexéievich- Hermano loco y medio alcoholizado del masón Osip Alexéievich. Anciano alto, calvo, con nariz colorada.
Bazdéiev, Osip Alexéievich- Viejo masón.
Beausset, de- Escritor y cortesano francés. Prefecto del Palacio Imperial francés. Acompaña a Napoleón en sus campañas hasta 1812.