Cyteen 1 - La Traicion
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Justin se había quedado dormido a su lado otra vez. Grant se despertó primero y se quedó quieto mucho rato, contento de saber que Justin estaba allí. Hasta que Justin se despertó, se levantó y le pidió disculpas por haber dormido allí.
Como si Grant no hubiera querido que durmiera allí toda la noche. Como si Justin no fuera lo más importante del mundo para él, lo único que le daba seguridad. Lo único por lo que hubiera hecho cualquier cosa.
El único al que amaba así; y sabía que nunca podría amar de esa forma a ninguna mujer, a nada que jamás hubiera deseado.
XIII
—El grupo de Ari es positivo —informó a Giraud Nye la voz del laboratorio, y él exhaló un hondo suspiro de alivio.
—Fantástico. En serio, fantástico. ¿Cómo están los otros dos?
—Los dos positivos. Tenemos a los tres en los tanques.
—Maravilloso.
Schwartz cerró el contacto. Giraud Nye se retrepó con un suspiro.
Había nueve tanques-útero activos en el proyecto Rubin. Triple redundancia de todos los sujetos, a pesar de las ruidosas quejas de Strassen. No era habitual que Reseune siguiera aquel procedimiento en las réplicas CIUD; si un grupo no se implantaba o tenía algún problema, sólo llevaba unas semanas empezar todo el proceso de nuevo, eso era todo, y quien fuera a recibir la réplica podía esperar, a menos que esa persona estuviera dispuesta a pagar el doble de un precio ya astronómico para tener una redundancia, un apoyo. En el caso de la creación por contrato de grupos azi o de un proyecto privado, la norma habitual era uno extra por cada par, y el extra se vaciaba a las seis semanas.
Esta vez iban a tener nueve tanques en funcionamiento durante tres semanas, y seis durante otras seis, antes de hacer la selección final y vaciar los demás apoyos. Reseune no quería correr riesgos.
Texto literal de:
PATRONES DE CRECIMIENTO
UNA CINTA DE ESTUDIO SOBRE GENÉTICA: # 1
Publicaciones pedagógicas de Reseune: 8970-8768-1,
aprobadas para 80 +
Cualquiera que haya utilizado una cinta con drogas conoce la almohadilla sensora. Las máquinas más sencillas de uso doméstico tienen un sensor cardíaco unidireccional, una almohadilla simple que los monitores usan para controlar el pulso. Todas las cintas, sean informativas o de entrenamiento, si se toman con un catafórico, pueden producir tensión emocional severa en los puntos donde el contenido dispara el recuerdo o la empatía. Al experimentar la obra clásicaOtelo, por ejemplo, un individuo, que ve una actuación cualquiera y la relaciona con su propia experiencia vital, puede sentir empatía hacia determinado personaje hasta un punto que ninguna cinta de producción masiva puede anticipar.
Este espectador sufre la tensión que conlleva el drama. El ritmo cardíaco aumenta. El sensor lo registra y lo transmite a los circuitos del monitor de la máquina. Si se eleva más allá del nivel establecido por el técnico de la cinta, ésta pasará automáticamente a otro programa, una pequeña cinta sin fin que ofrece sólo música y sonidos relajantes.
Este chico ha llegado a una clínica de aprendizaje para adquirir una habilidad en particular, en este caso, una mejora en su habilidad de escritura. A medida que tensa los músculos de la mano y los del brazo, los expertos dedos de su técnico clínico localizan los músculos y colocan con precisión las almohadillas numeradas sobre la piel. Se aplican más en los músculos alrededor del ojo. Otras se sitúan debajo del brazo, sobre el corazón y sobre la arteria carótida.
Las pequeñas cintas grises tienen dos contactos ya que esta máquina, mucho más avanzada, cuenta con un lazo de biorrealimentación. Los números de las almohadillas corresponden a los que el técnico lee en el manual de la cinta. Para este tipo de cinta de motricidad fina no es necesario que el técnico sea un psicoterapeuta con titulación. Cuando el técnico fija las cintas a la piel sobre los músculos indicados en el manual, la máquina puede registrar la actividad de un músculo individual o un grupo muscular y enviar inmediatamente un impulso o no enviarlo.
Una mujer que ya ha adquirido habilidad de escritura tiene sensores idénticos y realiza su ejercicio. Las acciones de sus músculos se graban y ésa es la información final que llevará la cinta.
El joven estudiante está un poco nervioso mientras espera que el catafórico surta efecto. Es su primera experiencia con una cinta acompañada de drogas. El técnico lo tranquiliza y le dice que el efecto es muy parecido al de las cintas de entretenimiento. Las almohadillas resultan incómodas, pero sólo al principio. La droga hace efecto y el técnico se asegura de que el muchacho está preparado. El técnico lo tranquiliza. En un momento determinado, a través de la función entrada-salida de las almohadillas, el muchacho siente la acción del músculo de la persona que ya tiene la habilidad cuando ella levanta el lápiz y empieza a escribir. Experimenta el éxito de esa acción, ve la forma de las letras, siente los movimientos pequeños y precisos de la mano y los dedos, y la relajación de la mujer que escribe.
Puede llevar muchas sesiones, pero la mejora es evidente desde el comienzo, cuando el muchacho escribe el ejercicio que realiza apenas se despierta. Levanta el lápiz con facilidad y comodidad, ya no aprieta los dedos con fuerza y su postura general ha mejorado al encontrar el punto exacto sobre el que apoyar la mano. Está sorprendido y feliz con el resultado. Practicará el ejercicio varias veces durante el día, para reforzar el aprendizaje. Lo repetirá después del desayuno y muchas veces al día siguiente. Su práctica entusiasta fundará la costumbre. Tal vez repita la cinta hasta que él y sus padres estén satisfechos con el resultado.
Este azi de clase Beta está asignado a las fuerzas especiales. Permanece de pie, paciente, tensando los músculos de la espalda cuando el técnico se lo pide. Cierra los ojos, evidentemente aburrido por el procedimiento que causó tanta ansiedad al joven estudiante. Desea que llegue el momento de la cinta, pero la habilidad que está adquiriendo requiere todo el cuerpo. Ha pasado por esto dos veces al mes durante la mayor parte de su vida y considera que las almohadillas de biorrealimentación son más importantes que el catafórico. Ha adquirido la habilidad mediante la enseñanza por cinta: su concentración es mucho más apta que la del estudiante. Conoce los nombres de los músculos, sabe cómo colocarse él mismo las almohadillas y realiza mucho estudio voluntario en los cuarteles, bajo una dosis de catafórico apenas superior a la que usted usa en su casa para una cinta de entretenimiento, porque ha aprendido a ponerse en situación de aprendizaje sin el uso de la droga.
Al final del mes, recibe otro tipo de cinta, que nunca se administra a los ciudadanos: es una experiencia muy privada que no puede describir en palabras porque consta de una gran parte no verbal. La llama «cinta buena». El término que por lo general se oye en Reseune es «cinta de recompensa».
La mujer que le administra la cinta no es técnica. Es una supervisora Beta calificada y usa una máquina mucho más compleja. Ésta tiene una conexión que le permite analizar la sangre recibida e inyectar elevadores naturales anímicos, procedimiento que sólo se utiliza en la población general cuando hay que realizar un ajuste psíquico profundo.
Para el azi, que ha usado este tipo de cinta toda su vida, constituye una experiencia placentera que valora más que cualquier otra recompensa otorgada por el servicio. Es una experiencia interior y profunda.