Guerra y paz
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Mientras la aristocracia de Moscu y San Petersburgo mantiene una vida opulenta, pero ajena a todo aquello que acontece fuera de su reducido ambito, las tropas napoleonicas, que con su triunfo en Austerlitz dominan Europa, se disponen a conquistar Rusia. Guerra y paz es un clasico de la literatura universal. Tolstoi es, con Dostoievski, el autor mas grande que ha dado la literatura rusa. Guerra y paz se ha traducido pocas veces al espanol y la edicion que presentamos es la mejor traducida y mejor anotada. Reeditamos aqui en un formato mas grande y legible la traduccion de Lydia Kuper, la unica traduccion autentica y fiable del ruso que existe en el mercado espanol. La traduccion de Lain Entralgo se publico hace mas de treinta anos y presenta deficiencias de traduccion. La traduccion de Mondadori se hizo en base a una edicion de Guerra y paz publicada hace unos anos para revender la novela, pero es una edicion que no se hizo a partir del texto canonico, incluso tiene otro final. La edicion de Mario Muchnik contiene unos anexos con un indice de todos los personajes que aparecen en la novela, y otro indice que desglosa el contenido de cada capitulo.
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542¿Qué dice? Me trae a mi hija, a la que he salvado de las llamas.
543Dicen que la pobre condesa está muy mal. El médico habla de una angina de pecho.
544Angina. ¡Ah, es una enfermedad terrible!
545Dicen que los rivales se han reconciliado gracias a la angina.
546Según cuentan, el viejo conde es conmovedor. Lloró como un niño cuando el médico le dijo que el caso es peligroso.
547¡Ah! Sería una terrible pérdida: es una mujer embrujadora.
548Hablan ustedes de la pobre condesa [...] He enviado por noticias de ella. Me dicen que está un poco mejor... ¡Oh! Sin duda, es la mujer más encantadora del mundo. [...] Pertenecemos a dos bandos diferentes, pero eso no impide que la estime como se merece. ¡Es tan desgraciada!
549Sus informaciones pueden ser mejores que las mías [...] pero sé de buena fuente que ese médico es un hombre inteligentísimo y muy hábil. Es el médico de cabecera de la reina de España.
550El Emperador devuelve las banderas austríacas, banderas amigas y perdidas, que ha encontrado al borde del camino.
551Tal vez se trate del camino de Varsovia.
552Ya verán.
553Aunque extranjero [...] era ruso de corazón.
554Cuyas llamas habían iluminado su camino.
555¿Me trae malas noticias, coronel?
556Muy tristes, señor: el abandono de Moscú.
557¿Se habría entregado sin lucha mi antigua capital?
558¿Ha entrado ya el enemigo en la ciudad?
559Sí, Majestad. Moscú está reducida a cenizas. La he dejado en llamas.
560Veo, coronel, en todo lo que sucede, que la Providencia nos exige grandes sacrificios Estoy pronto a someterme en todo a su voluntad: pero dígame, Michaux, ¿cómo ha dejado al ejército, visto que abandonaba así mi antigua capital, sin un solo disparo? ¿No ha notado muestras de desaliento?
561Señor, ¿me permitís hablaros abiertamente, con lealtad militar?
562La exijo siempre, coronel. No me oculte nada, quiero saber absolutamente de que se trata.
563Majestad, Majestad, he dejado a todo el ejército, desde los jefes hasta el último soldado, sin excepción, en un estado de temor espantoso, terrible.
564Pero, ¿cómo? ¿Mis rusos se dejarán abatir por la desdicha?... ¡Jamás!
565Señor, sólo temen que Vuestra Majestad, llevado por la bondad de su corazón, se deje persuadir y llegue a firmar la paz. Arden en deseos de combatir y de probar a Vuestra Majestad, aun con el sacrificio de sus vidas, toda la devoción que os tienen...
566Bien, vuelva al ejército [...] Y diga a nuestros valientes, diga a todos nuestros buenos súbditos, por dondequiera que pase, que, cuando no me queden más soldados, yo mismo me pondré a la cabeza de mis queridos nobles y de mis buenos campesinos y agotaré así hasta los últimos recursos de mi imperio, que me ofrece más de lo que mis enemigos piensan. [...] Pero si estuviera decretado en los designios de la divina Providencia que mi dinastía había de dejar de reinar en el trono de mis antepasados, entonces, tras haber agotado todos los medios que hay en mi poder, dejaré crecer mi barba hasta aquí [...] y marcharé a comer patatas con el último de mis campesinos, antes que firmar la vergüenza de mi patria y de mi querida nación, cuyo sacrificio sé apreciar...
567Coronel Michaux, no olvide lo que le digo aquí; puede ser que un día lo recordemos con placer. O Napoleón o yo. Ya no podemos reinar juntos. He aprendido a conocerlo y no me engañará más...
568Señor, Vuestra Majestad firma en este momento la gloria de su nación y la salvación de Europa.
569Más vale tarde que nunca.
570Querido, entre otras cosas, que eres demasiado asiduo para con la rubia.
571Hay modos y modos.
572Que había salvado de las llamas
573El que no quiere confesar su nombre.
574¿Quién es usted?
575Mi general, usted no puede conocerme, porque yo no lo he visto nunca.
576Es un espía ruso.
577No, Excelencia. No, Excelencia [...] usted no ha podido conocerme. Soy un oficial de la milicia y no he salido de Moscú.
578¿Cómo puede probarme que no miente?
579¿Cómo puede probarme la verdad de lo que dice?
580Usted no es quien dice.
581¡Tiradores del 86, adelante!
582Esto les enseñará a seguir incendiando.
583¡Hija mía! La quiero y la conozco desde hace mucho tiempo.
584Gracias por haber venido, querida.
585La primera columna avanza... [...] la segunda columna avanza.
586Merodeando.
587Se hiciera volver a los popes.
588Que su genio no había imaginado nada más profundo, hábil y admirable.
589Cuánto sol, ¿verdad, M. Kiril? Diríase que estamos en primavera.
590Si se hicieran las marchas con un tiempo como éste...
591Además, M. Kiril, ya lo sabe: no tiene más que decir una palabra al capitán. ¡Oh! Es un... que no olvida. Dígaselo al capitán cuando haga la inspección, hará cuanto pueda por usted...
592¿Sabes, Saint-Thomas?, me decía el otro día: Kiril es un hombre culto que habla francés; es un señor ruso que ha sufrido desgracias, pero es un hombre. Comprende las cosas... Si necesitara algo, que me lo diga, no le negaré nada. Cuando una persona ha hecho estudios, sabes, le gusta la instrucción y la gente educada. Por usted lo digo, monsieur Kiril. En el asunto del otro día, si no llega a ser por usted, las cosas habrían ido mal.
593Está bien, está bien, gracias, pero te habrán quedado retales.
594Gracias, gracias, amigo, ¿y los retales?
595¡Platoche, eh, Platoche! ¡Tómalos para ti!