Guerra y paz
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Mientras la aristocracia de Moscu y San Petersburgo mantiene una vida opulenta, pero ajena a todo aquello que acontece fuera de su reducido ambito, las tropas napoleonicas, que con su triunfo en Austerlitz dominan Europa, se disponen a conquistar Rusia. Guerra y paz es un clasico de la literatura universal. Tolstoi es, con Dostoievski, el autor mas grande que ha dado la literatura rusa. Guerra y paz se ha traducido pocas veces al espanol y la edicion que presentamos es la mejor traducida y mejor anotada. Reeditamos aqui en un formato mas grande y legible la traduccion de Lydia Kuper, la unica traduccion autentica y fiable del ruso que existe en el mercado espanol. La traduccion de Lain Entralgo se publico hace mas de treinta anos y presenta deficiencias de traduccion. La traduccion de Mondadori se hizo en base a una edicion de Guerra y paz publicada hace unos anos para revender la novela, pero es una edicion que no se hizo a partir del texto canonico, incluso tiene otro final. La edicion de Mario Muchnik contiene unos anexos con un indice de todos los personajes que aparecen en la novela, y otro indice que desglosa el contenido de cada capitulo.
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Debo confesar que tampoco esta vez le creo a Tolstói cuando describe una Natasha gorda y en pantuflas... Sí le creo cuando dice que no había perdido su mirada ni su voz, y que las raras veces en que cantaba recuperaba toda la seducción de su adolescencia.
14 de septiembre de 2003
El libro tendrá exactamente 1858 páginas. Mañana mando a terceras correcciones las últimas 500 páginas y dentro de diez días... ¡a imprenta!
Es curioso ver cómo los correctores se resignan difícilmente al estilo de Tolstói. A Tolstói no le asustan las repeticiones, por ejemplo. En nuestra página 1220 dice:
Lo único que en aquellos momentos deseaba con toda su alma era alejarse lo antes posible de la espantosa impresión de aquel día; volver a sus condiciones de vida habituales, dormirse tranquilamente en su habitación y en su lecho. Estaba convencido de que si volvía a sus condiciones de vida habituales podría comprender cuanto había visto y experimentado. Pero esas condiciones habituales no existían en ninguna parte.
La repetición tres veces de “condiciones habituales” no les parece adecuado a los correctores y, si por ellos fuera, buscarían sinónimos.
Pero Tolstói tiene una retórica muy suya en la que las repeticiones cumplen una función que yo calificaría de “persuasiva”, afín a eso que yo llamo “el histrionismo del gran autor”. Tolstói quiere convencer: más que escribir predica. Quizás eso sea parte esencial de su talento.
Me pregunto si el trabajo que hemos hecho en estos pocos meses desde que el libro entró en correcciones habría sido posible sin la existencia del ordenador. Creo que no. ¿Cómo uniformizar la ortografía de los nombres, por ejemplo, sin ordenador? Supongo que con una “chuleta” —así habrá hecho el propio Tolstói. Salvo que él era dueño de llamar a sus personajes como le viniera en gana, mientras que nosotros teníamos el problema de la transliteración del ruso y, nada despreciable, el problema de los acentos. ¿Drubetskoi o Drubetskói? ¿Condesa Rostov o Rostova? ¿Bolkónskaya o Bolkónskaia? Hemos tenido que hacer cambios de última hora y, sin ordenador, ¿cómo encontrar todos los casos de un nombre mal escrito?
Sin ordenador Tolstói tardó cinco años en escribir la novela. En ningún momento perdió el hilo conductor de cada uno de sus personajes, lo cual es poco menos que prodigioso si se piensa en la evolución a la que Tolstói los somete a lo largo de los quince años que cubre la obra, evolución biológica, intelectual y psicológica. Es lo que Canetti da en llamar “un mundo en la cabeza” —refiriéndose al protagonista de Auto de fe. Miguel Ángel tardó doce años en pintar el cielorraso de la Sixtina, y también él, pintando a distancia de su brazo, habrá tenido el problema de la visión de conjunto de un “lienzo” tan enorme.
Sin embargo lo de Tolstói me parece más admirable, porque el tiempo, elemento crucial en una novela y particularmente en Guerra y paz, está ausente en el fresco de Miguel Ángel.
7 de octubre de 2003
Pierre Bezújov me hace llegar un texto de treinta páginas extraído del libro Intellectuals, de Paul M. Johnson. Es el capítulo 5 y se titula “Tolstói, el hermano mayor de Dios”. En este texto encuentro la frase siguiente:
Todos [en el ejército] notaban su mirada feroz, implacable, sus ojos a veces terribles; con la mirada era capaz de reducir a cualquiera.
Es la descripción exacta de la mirada que le dio Eduardo Arroyo a Tolstói en su retrato para nuestra cubierta.
En el mismo texto encuentro esta otra frase, que tiene que ver con ese adefesio que circula como La guerra y la pazdel que hablo en la página 1881:
La mayor parte de la vasta mole de Guerra y pazpasó por al menos siete borradores. Anna Karéninatuvo aun más borradores y revisiones, y los cambios eran de fundamental importancia —podemos ver, en estas revisiones sucesivas, cómo, de ser una cortesana antipática, Anna se transforma en la heroína trágica que conocemos.
O sea que los editores ávidos de hacer negocio con Guerra y pazpueden confiar en otros seis “hallazgos” para enriquecer sus empresas.
15 de octubre de 2003
Estamos haciendo la cuarta corrección de pruebas. Miguel López, que hizo la tercera, insistió en que quería revisar las pruebas que vinieran de la imprenta, sin cobrar nada por ello. (Otro que puso toda su alma en este trabajo.) Vendrá a mi casa desde hoy, miércoles 15 de octubre, hasta el viernes 17, mañana y tarde. Sin pretender hacer una nueva lectura, verificará líneas cortas, finales o principios de línea repetidos o inaceptables, comas... como si creyese que nuestra edición puede salir (o que debe salir) sin erratas. Su actitud revela un fervor insólito en un corrector pero al que, en el caso de Guerra y paz, me he acostumbrado. No tengo la mínima duda: encontrará mucho que corregir, y yo lo seguiré con idéntico fervor —pese a mi convicción de que al libro no le faltarán erratas...
17 de octubre de 2003
Son las siete de la tarde y Miguel acaba de marcharse (con una sonrisa amplia y contagiosa). Ahora me toca aportar, antes del lunes por la mañana, las nuevas correcciones, que efectivamente son muchas: es notable la “profesionalidad” del ojo de corrector de Miguel.
Ya hablé con la imprenta y se aprestan a recibir este nuevo envío el martes y mandarme pruebas definitivas —pero ¿hay algo definitivo en este trabajo?— el miércoles, junto con la prueba color de la cubierta.
20 de octubre de 2003
Durante muchos años colgó en una pared de mi despacho una cita del Eclesiatés:
And further, by these, my son, be admonished: of making many books there is no end; and much study is a weariness of the flesh.
(Ecles. 12.12)
Una última palabra. Desde ya puedo decir que he dejado una parte de mi salud realizando esta edición de Guerra y paz: cerca de mil horas ante el ordenador. Pero afortunadamente esta tarea puede medirse tanto por el dolor de columna y cadera que en este momento me aqueja, como por las mil horas de placer que me ha dado. Soy consciente, por lo demás, de que este libro refleja una gran seguridad de mi parte en la calidad de lo hecho. En realidad se trata, antes que de seguridad, de entusiasmo. Quiero remediarlo suscribiendo aquí las palabras de Lydia Kúper: “Creo que algún día, cuando se haga una nueva versión, también encontrarán fallos en la mía, pero lo cierto es que puse en mi trabajo «toda el alma», como dirían en ruso, a lo largo de muchos años”. Vale.
NB — Me doy cuenta sólo ahora, enviando este libro a imprenta y con la novela de Tolstói a punto de ver la luz, que se cumplen exactamente treinta años desde nuestra edición de Y otros poemas, de Jorge Guillén, primer libro con nuestro apellido en el pie editorial. Que otros festejen lo suyo a su manera...
Octubre de 2003
PD: En abril de 2007, un lector como hay pocos, Luis Pérez Turrau, me hizo llegar espontáneamente varias páginas de erratas —afortunadamente menores, pero erratas al fin— que incorporamos en la séptima edición y, desde luego, en esta octava edición. Es otro caso de alguien que puso en Guerra y paztoda su alma. Esta edición de la novela es el resultado, como se ve, de una mancomunidad de almas...
Septiembre de 2008
Contenido de los capítulos de Guerra y paz