El Idiota
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El idiota es una de las cumbres de la narrativa universal. La novela, cuyo desarrollo gira en torno a la idea de la representaci?n de un arquetipo de la perfecci?n moral, tiene como protagonista al pr?ncipe Myshkin, personaje de talla comparable al Raskolnikov de Crimen y castigo o el Stavrogin de Los demonios y que, significativamente, da t?tulo a la obra.
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—¿Qué encuentra usted de sospechoso en Eugenio Pavlovich?
—Nada. Su conducta es muy honorable. No aludo a nada. Creo que su fortuna está intacta. Pero mi esposa no quiere ni oír hablar de él... Lo malo son todas estas catástrofes domésticas, estas menudencias o como las queramos llamar... Tú, León Nicolaievich, eres un amigo de la familia, en toda la extensión de la palabra, y se te puede explicar... ¡Figúrate que, según parece, y a lo que acabamos de averiguar, Eugenio Pavlovich se declaró hace un mes a Aglaya y fue rechazado!
—¡Es imposible! —exclamó. Michkin con vehemencia.
El general, en su asombro, quedó de pronto como clavado en el suelo.
—¿Es que sabes algo? —preguntó—. Acaso, amigo mío, haya hecho mal en hablarte con esta franqueza, pero ha sido porque tú... como eres un hombre tan excepcional... Dime, ¿sabes algo?
—No sé nada respecto a Eugenio Pavlovich —balbució el príncipe.
—Tampoco yo. En cuanto a mí, hijo mío, parece que todos quisieran verme muerto y enterrado. Nadie piensa que una situación así es insoportable para cualquier hombre. Hace un momento ha habido una escena espantosa. Te hablo como a un hijo. Lo más grave es que Aglaya se burla literalmente de su madre. Como acabo de decirte, hace un mes que tuvo una explicación con Eugenio Pavlovich y le rechazó abiertamente... Al menos eso han dicho sus hermanas, y, si bien lo exponen a título de conjetura, creo que han acertado. Aglaya es la mujer más fantástica y despótica que puedes imaginarte. Concedo que posee grandeza de alma e inmejorables cualidades de espíritu y de corazón; pero además es caprichosa, se burla de todos y, en una palabra, tiene un carácter infernal y también lleno de fantasías. Se ha mofado hace poco, en las barbas de todos, de su madre, de sus hermanas, del príncipe Ch... Ya no hablo de mí, porque rara vez me perdona en sus burlas... Pero, en fin, la quiero mucho y me gusta casi más cuando me toma el pelo. Y creo que es por eso por lo que esa diablilla me quiere más que a los otros. Apuesto a que también se ha mofado de ti. Acabo de encontraros juntos, después de la tempestad que hemos tenido arriba, y estaba tan serena como si no hubiese sucedido nada.
Michkin más ruborizado todavía, apretó el puño con fuerza otra vez, no dijo una sola palabra.
—Mi querido y bondadoso León Nicolaievich —continuó, Epanchin en un repentino arranque de sensibilidad—, yo... Y también Lisaveta Prokofievna, que te ha devuelto toda su estimación y que me estima más a mí a causa tuya, aunque yo no comprenda el motivo... En resumen, ella y yo, te queremos y estimamos sinceramente, pese a todas las apariencias. Pero reconocerás, querido amigo, que lo que ahora se plantea... Figúrate que hace un momento esa muchacha ha dicho fríamente... Estaba en pie ante su madre con aspecto de no conceder el menor valor a nuestras preguntas. Y sobre todo a las mías, porque, ¡el diablo me lleve!, se me ocurrió hablarle con tono severo, como cabeza de familia... ¡Qué necedad! Pues, como te digo, esa brujilla, con la sonrisa en los labios, nos ha dirigido esta insólita tirada: «Esa loca... (Me extraña que haya coincidido en esto contigo. Y lo peor es que luego agregó: «¿Cómo no os habíais dado cuenta hasta ahora de que lo está?») esa loca se propone casarme, cueste lo que cueste, con el príncipe León Nicolaievich.» No ha dicho más, no ha explicado más, y se ha puesto a reír. Y mientras nosotros quedábamos con la boca abierta, ha salido dando un portazo. Luego he sido informado de lo que antes pasó entre vosotros dos y... Escucha, príncipe, yo... yo creo que tú eres hombre poco susceptible y muy razonable. Bien: pues me ha parecido... no te ofendas... Me ha parecido que Aglaya se burla de ti. No hay que tomárselo a mal, porque lo hace inocentemente, como una niña; pero es así; se burla de ti como de todos nosotros. En fin, adiós... Tú ya sabes nuestros sentimientos, nuestros sinceros sentimientos respecto a ti, ¿verdad? Son invariables y nada podrá modificarlos... nunca. Ea: tengo que dejarte. ¡Hasta la vista! Nunca he estado tan sobre ascuas (¿se dice así?) como ahora... ¡Y luego se elogian los encantos del veraneo! ¡Vaya un día!
Una vez solo, el príncipe miró en torno suyo, atravesó rápidamente la calle y se acercó a una casa que tenía la ventana iluminada. Entonces desdobló un trozo de papel que había apretado en la mano derecha durante toda su conversación con el general y, a la débil luz, leyó:
« Mañana, a las siete de la mañana, estaré en el banco verde, en el parque, y le esperaré. Tengo que hablarle de una cosa muy importante y que le concierne directamente.
P. S. Espero que no enseñe usted esta nota a nadie. Me cuesta mucho trabajo hacerle esta recomendación, pero no me parece superfluo, dado su absurdo carácter, que me llena de rubor mientras escribo estas líneas.
P. P. S. El banco verde a que me refiero es el que antes le indiqué. Debía caérsele la cara de vergüenza viendo que tengo necesidad de estas explicaciones.»
La nota había sido escrita precipitadamente y plegada de cualquier modo, sin duda un momento antes de que Aglaya bajase a la terraza. Michkin, presa de una agitación inexpresable, casi temerosa, se apartó de la ventana como un ladrón al verse descubierto. Y en su brusco movimiento de retroceso tropezó con un hombre que estaba tras él.
—He venido siguiéndole, príncipe —dijo aquel hombre.
—¿Es usted, Keller? —repuso, sorprendido y algo alarmado, Michkin.
—Le buscaba, príncipe. Le esperé junto a la casa de Epanchin, donde yo, naturalmente, no puedo entrar. Y le he seguido cuando salió con el general. Disponga como quiera de Keller, príncipe. Estoy a sus órdenes y dispuesto a sacrificarme y a morir por usted.
—¿Morir? ¿Por qué?
—Porque puede usted tener la certeza de ser desafiado. El teniente Molovtzov, a quién conozco muy bien... Personalmente no, pero... En fin, no es hombre que soporte una injuria. Respecto a Rogochin y a mí es posible que nos considere gente baja, y acaso no le falte razón, y, por lo tanto, usted es el único que puede responderle de la ofensa. Usted tendrá que pagar los vidrios rotos, príncipe. He oído decir que Molovtzov ha tomado informes sobre usted, y es seguro que mañana enviará a su casa algún amigo... si es que éste no está esperándole ya en ella. Si me honra usted eligiéndome como testigo, estoy dispuesto a correr el riesgo de ser enviado a servir como soldado raso. Y para decírselo le buscaba, príncipe.
—¿También usted viene a hablarme de duelos? —exclamó el príncipe.
Y, con gran sorpresa de Keller rompió a reír. El boxeador, incierto aún de si su oferta sería aceptada, sentíase muy excitado y casi le ofendió aquella risa.
—Usted ha cogido a ese oficial por los brazos, príncipe. Un hombre de honor difícilmente puede tolerar ser ofendido así en público.
—En cambio él me ha dado un golpe en el pecho —rió Michkin— y ésa no es razón para que nos batamos. Yo me excusaré y todo concluido. Pero si no hay más remedio que batirse, me batiré. ¡Casi prefiero que me lleven al terreno! ¡Ja, ja! Ahora ya sé cargar una pistola. ¿Sabe usted cargarlas, Keller? Ante todo hay que comprar pólvora, y elegirla seca y fina, es decir, diferente a la que se emplea para cargar cañones. Se pone la pólvora en la pistola, se saca pelote del burlete de una puerta y después se introduce la bala, teniendo cuidado de poner la pólvora antes de la bala, porque si, no, no sale el disparo. ¿Oye, Keller? ¿Sabe usted que siento deseos de abrazarle, Keller? ¡Ja, ja, ja! ¡De qué modo tan repentino ha aparecido usted hace un momento a mis espaldas! ¡Ande, venga a beber champaña conmigo! ¡Nos embriagaremos todos! ¿No sabe que tengo doce botellas de champaña en la bodega de Lebediev? Me las vendió anteayer. Llegaron a sus manos no sé de qué manera y se las adquirí todas. Voy a reunir un grupo de amigos. ¿Piensa usted dormir esta noche?