El Curioso Incidente Del Perro A Medianoche
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"El curioso incidente del perro a medianoche" es una novela que no se parece a ninguna otra. Elogiada con entusiasmo por autores consagrados como Oliver Sacks e Ian McEwan, ha merecido la aprobaci?n masiva de los lectores en todos los pa?ses donde se ha publicado, adem?s de galardones como el Premio Whitbread y el Premio de la Commonwealth al Mejor Primer Libro. Su protagonista, Christopher Boone, es uno de los m?s originales que han surgido en el panorama de la narrativa internacional en los ?ltimos a?os, y est? destinado a convertirse en un h?roe literario universal de la talla de Oliver Twist y Holden Caulfield.
A sus quince a?os, Christopher conoce las capitales de todos los pa?ses del mundo, puede explicar la teor?a de la relatividad y recitar los n?meros primos hasta el 7.507, pero le cuesta relacionarse con otros seres humanos. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad, pero odia el amarillo, el marr?n y el contacto f?sico. Si bien nunca ha ido solo m?s all? de la tienda de la esquina, la noche que el perro de una vecina aparece atravesado por un horc?n, Christopher decide iniciar la b?squeda del culpable. Emulando a su admirado Sherlock Holmes el modelo de detective obsesionado con el an?lisis de los hechos-, sus pesquisas lo llevar?n a cuestionar el sentido com?n de los adultos que lo rodean y a desvelar algunos secretos familiares que pondr?n patas arriba su ordenado y seguro mundo.
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Cuando llegué a la comisaría me hicieron quitarme los cordones de los zapatos y vaciarme los bolsillos en el mostrador de recepción por si tenía algo en ellos con lo que pudiera matarme o escapar o atacar a un policía.
El sargento al otro lado del mostrador tenía las manos muy velludas y se había mordido tanto las uñas que le habían sangrado.
He aquí lo que yo llevaba en los bolsillos
1. Una navaja del Ejército Suizo con 13 accesorios, entre ellos unos alicates, una sierra, un mondadientes y unas pinzas.
2. Un pedazo de cordel.
3. Una pieza de un rompecabezas de madera que era así
4. 3 bolitas de comida de rata para Toby, mi rata.
5. 1,47 libras (compuestas por una moneda de 1 libra, una moneda de 20 peniques, dos monedas de 10 peniques, una moneda de 5 peniques y una moneda de 2 peniques).
6. Un clip sujetapapeles rojo.
7. Una llave de casa.
También llevaba mi reloj y quisieron que lo dejara en el mostrador pero les dije que necesitaba llevar puesto el reloj porque necesitaba saber exactamente qué hora era. Cuando trataron de quitármelo me puse a gritar, así que dejaron que me lo quedara.
Me preguntaron si tenía familia. Dije que sí. Me preguntaron quién era mi familia. Dije que Padre, que Madre estaba muerta. Y dije que también estaba tío Terry, pero que vivía en Sunderland y que era el hermano de Padre, y que estaban también mis abuelos, pero tres de ellos habían muerto y la abuela Burton vivía en una residencia porque tenía demencia senil y decía que yo salía en la televisión.
Entonces me preguntaron el número de teléfono de Padre. Les dije que tenía dos números, uno de casa y otro que era un teléfono móvil, y les di ambos.
Me sentí bien en la celda policial. Era un cubo casi perfecto, de 2 metros de largo por 2 metros de ancho por 2 metros de alto. Contenía aproximadamente 8 metros cúbicos de aire. Tenía una pequeña ventana con barrotes y, en el lado opuesto, una puerta metálica con una trampilla larga y estrecha cerca del suelo para deslizar bandejas de comida al interior de la celda y otra trampilla más arriba para que los policías pudiesen mirar y comprobar que los prisioneros no se hubiesen fugado o suicidado. También había un banco acolchado.
Me pregunté cómo me escaparía si fuera una novela. Sería difícil porque las únicas cosas que tenía eran la ropa y los zapatos, que no tenían cordones.
Decidí que el mejor plan sería esperar a que hiciese un día de mucho sol y entonces utilizaría mis gafas para proyectar la luz solar en una de mis prendas de ropa y prender un fuego. Entonces me fugaría cuando vieran el humo y me sacaran de la celda. Y si no se dieran cuenta siempre podría hacer pipí en el fuego y apagarlo.
Me pregunté si la señora Shears le habría dicho a la policía que yo había matado a Wellington y si, cuando la policía descubriera que había mentido, la meterían a ella en la cárcel. Porque contar mentiras sobre la gente se llama calumniar.