Shanna

На нашем литературном портале можно бесплатно читать книгу Shanna, Woodiwiss Kathleen-- . Жанр: Исторические любовные романы. Онлайн библиотека дает возможность прочитать весь текст и даже без регистрации и СМС подтверждения на нашем литературном портале bazaknig.info.
Shanna
Название: Shanna
Автор: Woodiwiss Kathleen
Дата добавления: 16 январь 2020
Количество просмотров: 120
Читать онлайн

Shanna читать книгу онлайн

Shanna - читать бесплатно онлайн , автор Woodiwiss Kathleen

Внимание! Книга может содержать контент только для совершеннолетних. Для несовершеннолетних чтение данного контента СТРОГО ЗАПРЕЩЕНО! Если в книге присутствует наличие пропаганды ЛГБТ и другого, запрещенного контента - просьба написать на почту [email protected] для удаления материала

1 ... 79 80 81 82 83 84 85 86 87 ... 144 ВПЕРЕД
Перейти на страницу:

Madre vacío el Jarro y 1o arrojo contra una pared.

– ¡Hizo de mí un maldito eunuco!: -Golpeó la mesa con el puño para acentuar la última palabra. Después se deslizó hacia abajo en su silla y su cuello desapareció entre pliegues de grasa. Casi como para sí mismo, dijo-: Pero él no me agarrará otra vez. No, no lo conseguirá. Harripen se puso de pie para estirar las piernas y al pasar rozó a Ruark con el codo y señaló con la cabeza al gigante.

– Es nuestra querida Madre -sonrió-. El cuida aquí del pueblo, es una especie de alcalde.

Ruark contempló al eunuco quien estaba llenando otro jarro. Madre no era lo que él había esperado, pero no hizo ningún comentario sobre ello. En sus viajes había visto a muchos hombres, pero estos bandidos hubieran hecho que los miserables encerrados en Newgate parecieran niños bien educados. Madre y Harripen actuaban amigablemente para los ladrones que eran pero él no dudaba que si su estilo de vida se veía amenazado, ellos se lanzarían contra el enemigo con la ferocidad de lobos hambrientos.

Ruark siguió observando. No vio señales de Shanna ni de los otros cautivos. Pero con Pellier presente ella no podía estar en peligro muy grande. Sin embargo, se hubiera sentido considerablemente más tranquilo sabiendo dónde se encontraba ella.

Pellier resopló y se puso de pie.

– ¡Bah! -exclamó-. Este ale me amarga las tripas. -Aferró el brazo de la tímida joven que servía a los capitanes y la hizo encogerse de súbito miedo-. Tú, estúpida, tráenos carne y vinos mejores.

La muchacha asintió rápidamente y se marchó para hacer lo que habían ordenado. Pellier volvió a sentarse y se frotó las manos. Fueron traídas fuentes rebosantes de cerdo y aves asadas y Carmelita llevó una botella de vino para Pellier y varias otras que puso sobre la mesa. Cuando ofreció una a Ruark, se inclinó sobre él y le sonrió seductoramente. Se alejó y regresó con una bandeja con finass copas de cristal. Nuevamente miró a Ruark y le sonrió.

– ¡Está contigo, muchacho! -rugió Harripen-. Pero cuídate, muchacho, esa hembra tiene su carácter.

Ruark no hizo ningún comentario pero decidió que ella era una persona a quien convendría evitar en presencia de Shanna. La mujer tenía cabellos negrísimos y piel oscura. Había en ella algo de española, aunque hablaba con un acento similar al de Harripen. Era bastante atractiva para un hombre que buscara una fácil conquista.

Pellier había observado ceñudo los provocativos modales de, Carmelita con el siervo.

Era una afrenta al orgullo del mestizo que ella nunca hubiera desplegado tanta ansiedad por él, y una razón más para. odiar al siervo. Carmelita dejó las copas junto a él y Pellier dejo abruptamente su plato para aferrarla, la hizo sentarse sobre sus rodillas y le acarició rudamente los grandes pechos.

– Ven, Carmelita -dijo Pellier-. Comparte un poquito de eso con un viejo amigo.

Ella apoyó con fuerza su talón sobre el empeine de él, se apartó un poco y le aplicó una sonora bofetada. Pellier quedó atónito mirándola con la boca abierta.

– ¡Viejo amigo! ¡Ja! -se burló ella-. Vienes a mi puerta y la aporreas con tus puños. ¡Bum! ¡Bum! ¡Bum! -Carmelita, con las piernas separadas, agitaba furiosa un puño hacia Pellier-. Me cuentas todos los duelos que tuviste y todos los hombres que mataste, y después te quedas dormido, borracho. -Se le rió en la cara enrojecida y agito flojamente una mano hacia los demás-. ¡El es como el pulpo pequeño que atrapa a un pez grande y no sabe qué hacer con él! ¡Bah!'

Lanzó este último insulto al francés por encima, del hombro después se acercó a Ruark, tomó de manos de él una botella abierta, y sirvió el vino antes de ponerle a él en la boca un trozo escogido de carne

Un extraño sonido vino desde Pellier y Ruark se volvió y miro asombrado. El mestizo había aferrado toda una articulación de cerdo y estaba arrancando vorazmente la carne con los dientes. Masticaba con la boca abierta, bebía un sorbo de vino y después repetía el procedimiento. Ruark miro con incredulidad cuando el hombre se metió en la boca tres bananas maduras y las tragó sin masticar.

Harripen rió.

– Es un bastando de Saint Domingue -dijo-medio francés, medio indio. Aquí trató de hacerse pasar por una persona bien, nacida pero como puedes imaginar, sus modales en la mesa lo delatan. -Después de un momento, Harripen continuó: Pero si Robby es torpe con su comida, en cambio es muy hábil con el acero. Esto todos lo sabemos. Y por eso él está aquí. Ha atravesado con su acero a demasiados franceses en Saint Domingue. Los franceses le hubieran retorcido el cuello una docena de veces. Y si se conociera la verdad, tres docenas de veces. -El -inglés bebió un sorbo de ale y miró a, Ruark-. También le desagrada cualquiera que sea joven y lo suficientemente apuesto como para desafiarle sus derechos con las mujeres. -Harripen rió -. Aja, tenemos aquí algunos tipos raros, y esto es la crema de nuestra pequeña colonia. Espera a conocer a los demás..1

Ruark decidió que tenía paciencia para esperar toda una vida. Ahora, todo lo que quería en el mundo era saber dónde este animal había puesto a Shanna. Probó el vino, un denso tinto italiano, y se preguntó brevemente de qué barco de carga habría sido robado. Sin volverse, dirigió una pregunta a Harripen.

– ¿Cómo arreglan las diferencias aquí? Si hay una discusión sobre algo que dos reclaman al mismo tiempo ¿cómo se decide a quien pertenece?

Harripen rió y gruñó. -Un duelo, amigo mío. Y si es a muerte, el ganador se queda con todo. Por eso Pellier es el más rico de todos nosotros. El ha matado más que ningún otro.

Ruark asintió. Eso era todo lo que necesitaba saber. Se estiró perezosamente, como un gato sin prisa, pasó una pierna sobre el respaldo de una silla y empezó a mirar a los piratas, uno por uno, hasta que ellos empezaron a sentirse incómodos. Cuando la tensión hubo llegado a un nivel aceptable, Ruark rompió el silencio.

– Bien, compañeros, ustedes sigan perdiendo el tiempo con sus copas mientras se está haciendo demasiado tarde.

Hasta Pellier se detuvo y 1o miró intrigado.

– ¿Cuánto tiempo le darán a Trahern para que los cace?

Hubo murmullos de desconcierto y mucho intercambio de miradas porque todos encontraban la pregunta de Ruark ofensiva y confusa.

– Quiero decir -explicó lentamente Ruark, agitando despreocupadamente una mano que sería prudente avisar a Trahern que, ustedes tienen a su hija y que ella está sana y salva. Quizá se le -debería comunicar cuánto tiene que pagar para rescatarla. Veamos-se frotó una mano con un puño-, ella valdría, quizá… cincuenta mil libras. -Se había apoderado de la imaginación de los piratas y muchos ojos brillaron alrededor de la mesa-. Eso bastaría para asegurarle una vida cómoda a cualquiera de ustedes, después, por supuesto, de pagarle un diezmo a Madre por su refugio y quizá unas mil libras a mí. -, Estos hombres entendían la codicia y, en realidad, sospecharían de un hombre que no pidiera su parte. Pero Ruark se apresuró a añadir-: Mi parte sería pequeña pues yo solamente les enseñé el camino para llegar y ustedes fueron quienes la capturaron.

Hizo una pausa y los observó atentamente.

– Pero yo conozco a Trahern -añadió cautamente-. El saldrá en pos de ustedes con todas sus fuerzas y será difícil negociar cuando los tenga bajo sus cañones.

Aunque Pellier le había vuelto la espalda y fingía no escuchar, los otros atendían cuidadosamente todo lo que Ruark decia.

– Si alguno de los prisioneros deseara regresar, se podría enviar un mensaje con él. -Hubo un murmullo general de aprobación, y Ruark continuó, con aire inocente-: ¿Dónde están los hombres?

Antes que los otros pudieran decir nada, el capitán mulato fue al fondo de la habitación, retiró una barra de una gruesa puerta de roble la abrió completamente.

– Fuera, cerdos cobardes -gritó, y se hizo a un lado

Los tres hombres que habían sido capturados con Shanna aparecieron, parpadeando ante la luz. Ruark se acercó y los inspeccionó, uno a uno. Después se volvió, separó las piernas, apoyó las manos en sus caderas, y preguntó:

– ¿Y dónde está la joven?

Pellier resopló. – ¡Ah, maldito! ¡Ahora lo ven! El quiere verla otra vez. Ese fue su juego todo el tiempo..

Del grupo se elevaron gruñidos de cólera pero la voz de Ruark estalló como un látigo.

– Ajá, tonto.

Pellier quedó rígido en su silla al oír el insulto.

– Hay que enviar a estos a Trahern para que le digan que la muchacha está viva. ¿Dónde está ella?

– La perra está donde aprenderá a ser una buena esclava -rugió: Pellier-. Yeso no es asunto tuyo. I

– Cuando Trahern -dijo Ruark- sepa que ella está viva y sana ¡nosotros estaremos seguros. Pero antes no. Si él tuviera alguna duda, arrasaría completamente este lugar.

El mestizo apoyó un pie sobre la mesa, se echó hacia atrás, y miró despectivamente a Ruark.

– Eres un tonto si crees que tú vas a gobernar esta isla -dijo

Ruark entrecerró peligrosamente los ojos. Estaba por desafiar abiertamente al hombre cuando oyó un ruido de algo que caía en el agua y un gemido apagado. En ese mismo momento Ruark vio que la mirrada de su oponente iba hacia la reja sobre la cual había un enorme barril Ruark soltó un juramento y cruzó corriendo el salón.

1 ... 79 80 81 82 83 84 85 86 87 ... 144 ВПЕРЕД
Перейти на страницу:
Комментариев (0)
название