Archipielago Gulag

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Archipielago Gulag
Название: Archipielago Gulag
Дата добавления: 15 январь 2020
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Archipielago Gulag - читать бесплатно онлайн , автор Солженицын Александр Исаевич

Cuando en el a?o 1974 se public? Archipi?lago Gulag, los espa?oles del PCE eran los protagonistas de la Transici?n, defend?an los derechos humanos, la reconciliaci?n, las elecciones libres, la amnist?a y la democracia. En toda Europa, los comunistas hab?an sido la principal fuerza antifascista y adoraban a la URSS por ser el primer Estado obrero del planeta que hab?a derrotado a Hitler. Eran indulgentes con la dictadura del proletariado y achacaban las purgas, el hambre y la polic?a secreta al aislamiento, el cerco, a la guerra fr?a y a la propaganda imperialista. Pero despu?s de que se public? Archipi?lago Gulag, aunque no se leyera por decoro y disciplina, los comunistas de todo el mundo, y especialmente los de Espa?a, descubrieron que por debajo del anticomunismo doliente y l?rico de Alexandr Solzhenitsyn, estaba el infierno de la verdad. Pocas veces un libro ha causado tanto dolor. Los perseguidos, torturados, encarcelados de este lado se ve?an a s? mismos en la reconstrucci?n de almas, se encontraban entre los desaparecidos y se identificaban con los 227 testigos...

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Acto seguido, seguros de su éxito, los periódicos iniciaron una campaña contra el Patriarca y los altos dignatarios de la Iglesia, que estaban ¡estrangulando la región del Volga con la descarnada mano del hambre! Y cuanto más se empecinaba el Patriarca en su negativa, tanto más difícil se hacía su situación. En marzo surgió en el seno del clero un movimiento que abogaba por la entrega de los tesoros y la negociación de un acuerdo con las autoridades. Los temores que aún había que vencer se los manifestaba a Kalinin el obispo Antonin Granovski, que había entrado a formar parte del Comité Central del Pomgol: «los fieles temen que los tesoros de la Iglesia puedan ser utilizados para otros fines,mezquinos y ajenos a sus corazones». (El versado lector, conocedor ya de los principios generales de la Doctrina Progresista, convendrá que ello era más que probable. Y es que las necesidades de la Komintern y de un Oriente que sacudía sus cadenas no eran menos acuciantes que las de la cuenca del Volga.) En Petrogrado, el metropolita Benjamín daba también muestras de firmeza: «Esto es de Dios y lo entregaremos de buen grado». Pero sin confiscación, como una ofrenda voluntaria. También él pedía cierto control por parte del clero y de los fieles: quería la custodia de los objetos hasta el momento en que éstos se convirtieran en pan para los hambrientos. Le atormentaba pensar que, a pesar de todo, su postura pudiera poner en entredicho la enérgica condena del Patriarca.

En Petrogrado todo parecía indicar que se había alcanzado un acuerdo amistoso. En la reunión del Pomgol en dicha ciudad, el 5 de marzo de 1922, imperó, según cuenta un testigo, un ambiente cordial. Benjamín manifestó: «La Iglesia ortodoxa está dispuesta a darlo todo en ayuda de las víctimas del hambre», y sólo ve sacrilegio en la confiscación forzosa. ¡Pero si no va a ser necesaria ninguna requisa! El presidente del Pomgol, Kanátchikov, declaró que esta actitud suscitaría la benevolencia del régimen soviético hacia la Iglesia. (¡Faltaría más!) Todos los presentes se pusieron en pie emocionados. El metropolita dijo entonces: «Nada puede pesarnos más que la discordia y la hostilidad. Pero llegará el día en que todos los rusos vuelvan a convivir en paz. Yo personalmente, al frente de mis fieles, tomaré en mis manos el icono de la Virgen de Kazan, desprenderé su montura y la entregaré, bañada en nuestro dulce llanto». Dio la bendición a los bolcheviques miembros del Pomgol y éstos lo acompañaron hasta la puerta con la cabeza descubierta. El periódico Petrográdskaya Pravdadel 8, 9 y 10 de marzo [198] 03confirmó que las negociaciones habían llegado a buen puerto pacíficamente y dedicó amables palabras al metropolita. «En Smolny se acordó que los cálices y las monturas de las imágenes sean fundidos en presencia de los fieles».

¡De nuevo está urdiéndose un pacto! El hálito pestilente del cristianismo envenena la voluntad revolucionaria. ¡Los hambrientos del Volga no necesitan esaconcordia ni esadonación! El equipo del Pomgol en Petrogrado es objeto de depuración por su falta de vertebración, mientras los periódicos arremeten contra los «malos pastores» y los «príncipes de la Iglesia» hasta acabar diciéndoles muy claramente: ¡No necesitamos vuestras dádivas! ¡No necesitamos pactar con vosotros! Todo es del Estado,y éste tomará lo que estime necesario.

Y empezó en Petrogrado, como en todas partes, la requisa forzada y los incidentes.

Ahora ya se disponía de fundamento legal para dar inicio a los procesos eclesiásticos. [199] 04

Proceso eclesiástico de Moscú(26 de abril-7 de mayo 1922), en el Museo Politécnico, Tribunal Revolucionario de Moscú, presidente: Bek; fiscales: Lunin y Longuinov; acusados: diecisiete arciprestes y seglares, inculpados todos ellos de haber difundido la epístola del Patriarca. Esta acusación pesa más que la entrega o no de los objetos preciosos. El arcipreste A.N. Zaozerski había entregado de forma voluntaria los tesoros de su templo, aunque, por principios, respaldaba la proclama del Patriarca y consideraba sacrilegio los actos de confiscación. Se convirtió en la figura central del proceso y, acto seguido, fue fusilado . (Lo que demuestra que lo importante no era dar de comer a los hambrientos, sino aprovechar la ocasión para destruir la Iglesia.)

El 5 de mayo se cita como testigo al Patriarca Tijon. Aunque el público había sido convenientemente cribado y repartido por la sala (en esto, el año 1922 no se diferenciaba mucho de 1937 y de 1968), el fermento de la vieja Rusia estaba aún tan arraigado y tan delgado era el barniz de la sovietización, que más de la mitad de los presentes se pusieron en pie cuando entró el Patriarca, para recibir su bendición.

El Patriarca asume toda la responsabilidad por la redacción y distribución de la epístola, pero el presidente del tribunal intenta llevar más lejos el asunto: ¡Pero esto no puede ser! ¿No querrá hacerme creer que la escribió de su puño y letra, de cabo a rabo? Usted seguramente no hizo más que firmarla, pero ¿quién la escribió? ¿Quienes le asesoraron?Y después: ¿A qué viene mencionar en su proclama la campaña de la prensa contra usted? (Si, como dice, se trata de una campaña contra usted , ¿qué tenemos que ver con ella nosotros ? ) ¿Qué ha querido decir con eso?

EL PATRIARCA: Habría que preguntar a quienes la iniciaron, saber qué objeto persiguen.

EL PRESIDENTE: ¡Eso nada tiene que ver con la religión!

EL PATRIARCA: Reviste carácter histórico.

EL presidente: ¿Acaso no dice usted textualmente que durante sus negociaciones con el Pomgol, se publicó un decreto «a sus espaldas»?

EL PATRIARCA: Sí.

EL presidente: Por tanto, ¿opina usted que el régimen soviético ha obrado de manera irregular?

¡Imputación fatal! ¡Nos la repetirán aún millones de veces en los interrogatorios nocturnos con los jueces de instrucción! Pero nosotros nunca osaremos responder con tanta sencillez:

EL PATRIARCA: Sí.

EL PRESIDENTE: ¿Se considera usted o no sujeto a las leyes vigentes en el Estado?

EL PATRIARCA: Sí, me considero sujeto a ellas en todo lo que no contravenga las reglas de la piedad.

(¡Si todos hubieran respondido así! ¡Cuan distinta hubiera sido nuestra Historia!)

Sigue una discusión sobre cuestiones canónicas. El Patriarca puntualiza: no hay sacrilegio si la Iglesia entrega voluntariamente sus tesoros, pero si éstos le son arrebatados contra su voluntad, entonces hay sacrilegio. En la epístola no se dice que no deban entregarse en ningún caso, sólo se condena la incautación forzosa.

EL PRESIDENTE DEL TRIBUNAL, EL CAMARADA BEK (expresando sorpresa):A fin de cuentas, ¿qué es más importante para usted, los cánones de la Iglesia o el punto de vista del Gobierno soviético?

(¿qué respuesta les hubiera gustado oír?: ...del Gobierno soviético.)

—Muy bien, admitamos que sea sacrilegio según los cánones de la Iglesia —exclama el ACUSADOR—, pero ¿qué sería desde el punto de vista de la caridad?

(Por primera y última vez en cincuenta años, un tribunal se acuerda de nuestra tullida caridad...)

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