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Cyteen 1 - La Traicion

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Cyteen 1 - La Traicion
Название: Cyteen 1 - La Traicion
Автор: Cherryh C. J.
Дата добавления: 16 январь 2020
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Cyteen 1 - La Traicion - читать бесплатно онлайн , автор Cherryh C. J.
Cyteen es ya un hito en la moderna literatura que trata con amenidad temas trascendentes: la clonaci?n, la funci?n de la herencia y de la educaci?n en el desarrollo de una personalidad, etc. Pero Cyteen es tambi?n una brillante especulaci?n sobre c?mo los mecanismos de la psicog?nesis individual y la manipulaci?n psicol?gica desembocan inevitablemente en la sociog?nesis de la historia. Una idea de alcance parecido a la psicohistoria de Asimov. Sin embargo, Ari Emory (el Hari Seldon de Cherryh) tiene, tal vez, la ventaja de la casi inmortalidad que le ofrece la clonaci?n.«La mejor novela de la autora de La Estaci?n Downbelow y El Orgullo de Chanur, quien ha obtenido tres premios Hugo en los ?ltimos diez a?os.»

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Lo golpeó en el estómago y lo paralizó. Sentía que iba a matar a Yanni o iba a creer en un momento terrible que todo había terminado, que la travesura de esa niña lo había arruinado, a él, a Jordan y a Grant. Pero entonces oyó todo hasta el final y se dio cuenta de que en realidad no era eso, de que no era el día del juicio.

Podía serlo perfectamente.

—¿Qué ha dicho ella? —preguntó—. ¿Qué ha dicho? Solamente me trajo una jarra de peces, Yanni, ¿qué podía hacer?, ¿echarla de la oficina? ¡Lo intenté, mierda!

—¡Fuera!

—¿Qué dijo?

—Le pidió a su tío Denys que te invitara a su maldita fiesta de cumpleaños .Eso es todo .Eso es todo. Estás metido en un auténtico problema, hijo. En un enorme problema. Parece que vino a tu oficina muchas veces, parece que usa la tarjeta de su azi para subir y bajar por el ascensor, parece que se siente realmente atraída hacia ti, hijo. ¿Qué mierda crees que estás haciendo?

—¿Me estás haciendo una prueba? ¿Es eso? ¿Denys te pidió que me hagas una prueba y veas si caigo?

—¿Por qué no nos informaste?

—Vaya, maldita sea, tenia unas cuentas razones, ¿no te parece? —Justin recuperó el aliento. Recobró el equilibrio y miró a Yanni con la vista fija en él—. Ella burló a Seguridad. ¿Cómo voy a pensar que la Seguridad de Reseune no puede tener a raya a una niña de siete años? No pensaba hacerle nada malo. No, gracias. No quiero tener nada que ver con eso. No quiero ser el que tenga que llamar a Denys y decirle que ha perdido a su pupila. Si queréis que la niña se obstine aún más, decidle que soy territorio prohibido. No, gracias. Denys me ordenó que me mostrara amable con ella, que no le diera importancia, que la evitara cuando pudiera, mierda, empecé a cerrar mi oficina cuando sabía que volvía de la cinta. ¿Qué más podía hacer?

—¡Podías informarnos!

—¿Y ponerme en medio de todo otra vez? ¿Aguantar otra maldita inquisición? Cumplí órdenes. Pensé que tenían mi oficina vigilada. Pensé que Seguridad sabía donde estaba Ari. Supuse que vosotros sabíais exactamente lo que yo le decía, es decir, nada. Nada, Yanni, excepto Vete a casa, Ari.Vete a casa, Ari. Vete a casa, Ari. Y se iba. Es un comportamiento infantil. Ha encontrado un adulto con quien bromear. Es una niña traviesa, pero normal. Por Dios, si montáis un escándalo con esto, ella se quedará con la obsesión. Yanni, ¿necesitas que un estúpido maniático te diga que te calmes con esa niña y la dejes seguir con su broma? Ella te comprende. Ella capta la tensión que ponéis en esto, claro que sí, porque tengo que luchar como una fiera para que ella no me la capte a mí durante los dos o tres minutos en que viene a verme para saludarme. Tú y Denys debéis de estar haciéndolo muy bien por la forma en que me estás atacando. ¡Dejadla en paz! Dejadlo todo como está, por Dios. ¿Qué tratáis de hacer? ¿Empujarla hacia mí hasta que la cosa prenda? —Una segunda pausa para recuperar el aliento mientras Yanni se quedaba ahí, quieto, contemplándolo de una forma que a Justin le ponía los pelos de punta—. ¿Es eso lo que intentáis hacer? ¿La estáis ayudando en esto?

—Estás paranoico.

—Sí, mierda, sí, Yanni. ¿Qué tratáis de hacerme?

—¡Fuera de aquí! ¡Fuera de aquí, mierda! Te salvé. Te salvé de Administración. Me he pasado toda la mañana contigo, Petros perdió el tiempo cubriéndote el culo y tienes razón, esto es una prueba y acabas de fallar, hijo, acabas de fallar. No confío en ti. No confío en ti si no te tengo delante. Estás caminando por una cuerda floja, muy floja, hijo. Si aparece de nuevo en tu oficina la sacas de ahí y llamas a Denys por teléfono antes de que se enfríen sus pasos.

—¿Y Jordan?

—Ahora quieres favores.

—¿Y Jordan?

—No tengo noticias de que vayan a cortar las llamadas telefónicas. Pero estás jugando con fuego, hijo. De verdad, estás jugando con fuego. No presiones. No presiones.

—¿Qué vas a poner en ese informe?

—Que no eres imparcial con esa niña. Que tienes hostilidad hacia ella.

¡Hacia la niña no!Hacia la cosas horribles que le están haciendo, Yanni, hacia todo ese asqueroso programa, el maldito proyecto entero. Van a volverla loca, llenándola de cosas y sacándole todo lo humano, Yanni. ¡Ya no eres un ser humano en este asunto!

—Y tú estás perdiendo la perspectiva, hijo, estás perdiendo totalmente la perspectiva profesional. Estás alimentando tus inseguridades y transfiriéndolas a la situación. Estás interpretando, hijo, no estás observando, no trabajas, has perdido objetividad, y estás fuera del proyecto, hijo, fuera del proyecto hasta que vuelvas con la razón en su lugar. Ahora, fuera. Y no me molestes con esos malditos proyectitos tuyos hasta que resuelvas tu problema. ¡Fuera!

—No sé qué hubiera podido decir.

Justin estaba temblando. Tembló de nuevo cuando Grant se acercó al sillón y le dio un vaso. El hielo hizo ruido contra el cristal. Justin bebió de un golpe y Grant se acomodó junto a él con la pizarra.

Dale unos días. Yanni explota. Después se calma.

Justin negó con un gesto. Hizo un ademán de impotencia con el vaso y apoyó la frente en la mano un momento mientras el whisky llegaba con un golpe a su sangre y el frío le pegaba en el estómago.

—Tal vez —dijo finalmente—, tal vez Yanni tiene razón. Tal vez soy lo que dijo, un diseñador de rutina que está quedando como un estúpido.

—No es cierto.

—Yanni ha destrozado mis últimos dos diseños. Tenía razón, mierda, todo eso habría estallado en mil pedazos, habría habido suicidios.

Grant tomó la pizarra que había a su lado y escribió: No te rindas.Y después: Denys dijo que en una ocasiónAri no fingía sobre tu capacidad. Crees a pie juntillas que eso era lo que hacia. Siempre pensaste que pertenecías a Educación.Y ahí es donde perteneces. Pero Ari te quería en Diseño. Me pregunto por qué.

El estómago de Justin saltó cuando leyó eso. Grant escribió: Ari te hizo muchas cosas. Pero nunca se negó a estudiar tu trabajo.

Estoy fuera del proyecto —dijo Justin. Porque eso no era nuevo para Seguridad y sus espías—. Dice que odio a la niña. No es cierto, Grant. No es cierto. No es cierto.

Grant le apretó el hombro.

—Lo sé, lo sé. Ellos también lo saben. Yanni lo sabe. Lo que pasa es que te estaba probando, era una prueba. Te estaba grabando en cinta.

—Dijo que había fallado, ¿no?

—Por Dios, forma parte de la prueba, forma parte de todo, ¿no te das cuenta? Tú sabes lo que te estaba haciendo. La prueba no había terminado. Quería una reacción y se la diste.

—Todavía estoy pensando en lo que dije. —Justin tomó otro trago; todavía temblaba—. Recuerdo lo que quise decir. No sé si conozco lo suficiente a Yanni para saber lo que interpretó.

—Yanni es eficiente. Acuérdate de lo que te digo. Acuérdate.

Justin lo intentó. Escribió: La cuestión es: ¿de qué lado está?

XII

El caballo bajó la cabeza y tomó grano de la mano de Florian.

—¿Ves? —dijo Florian a Catlin—, es bueno. Se pone inquieto cuando hay alguien a quien no conoce. Eso es todo. ¿Quieres tocarlo?

Catlin lo tocó, con mucho cuidado. El caballo retrocedió un paso.

Catlin sonrió y retiró la mano.

—Es inteligente.

Los cerdos y las gallinas no habían impresionado a Catlin. Había observado los pollos con disgusto cuando se apilaban contra la pared y retrocedió frente a los cerditos cuando corrieron hacia ellos a buscar la comida. Luego dijo que eran estúpidos, y cuando él le explicó lo inteligentes que eran en cuanto a lo que comían, dijo que no serían para hacer embutidos si hubieran sido un poco más inteligentes en la forma de conseguir el alimento.

De las vacas dijo que parecían fuertes, pero no le interesaron mucho.

Pero el caballo consiguió la primera sonrisa franca que Florian había visto en el rostro de Catlin, y ella trepó sobre la valla y miró al caballo, que jugaba con ellos, relinchaba y levantaba la cabeza.

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