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Cyteen 3 - La Vindicacion

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Cyteen 3 - La Vindicacion
Название: Cyteen 3 - La Vindicacion
Автор: Cherryh C. J.
Дата добавления: 16 январь 2020
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Cyteen 3 - La Vindicacion - читать бесплатно онлайн , автор Cherryh C. J.

En CYTEEN se dan cita temas trascendentales: la ingenier?a gen?tica, la clonaci?n y los problemas psicol?gicos que plantea, el papel de la herencia y la educaci?n en la maduraci?n de una personalidad inteligente, y la brillante especulaci?n de c?mo los mecanismos de la psicog?nesis individual y la manipulaci?n psicol?gica desembocan inevitablemente en la sociog?nesis de la historia. Una obra de gran ambici?n que satisface plenamente.

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Él caminó hasta el bar.

—Te pido disculpas.

—Pedir disculpas no arregla nada. Quiero saber, con claridad, ahora, qué andas buscando.

—Siempre me puedes preguntar eso. ¿No es ése el acuerdo?

—No me atosigues. No me atosigues. Todavía estoy tratando de salvarte el pellejo, ¿me oyes?

—Te entiendo. —Él se apoyó en el bar y miró a Florian—. Florian —llamó.

—¿Ser?

—Whisky con agua. ¿Te importa?

—¿Sera?

—Lo de siempre. Y prepárale la bebida. Está bien, Florian. —Ella bajó los escalones y se sentó en el sillón; Justin la imitó. Apoyó el codo sobre el sillón, lo mismo que había hecho años atrás, una costumbre inconsciente o una actuación tan deliberada como la de Ari; ella no estaba segura—. De acuerdo, te escucho.

—No hay mucho que decir. Excepto que confié en ti.

—¡Confiaste en mí! ¿Para qué, estúpido?

—Estaba ahí, eso es todo. ¿Qué debería hacer? ¿Trabajar en tu ala, ser tu compañero durante otros veinte años hasta que muera Denys? ¿Mantener la cabeza baja y la boca cerrada, asistir a esas malditas fiestas, veinte años pasando por todas las funciones sociales de mierda, todas las funciones departamentales, todo, mientras todos los CIUD de la casa sienten que deben explicar a Seguridad o a tu tío si los ven hablar conmigo? Es una mierda, Ari.

—Lo siento —dijo ella, seca. Y era verdad. Ella había vivido lo mismo durante la infancia y había visto el mismo proceso con Justin y lo sentía en el alma—. Pero eso todavía no explica por qué lo hiciste. ¿Por qué tuviste que esperar a un momento tan difícil? Acababa de limar las asperezas con Denys, acababa de suavizar las cosas y tú me haces esto.

—Lo siento —dijo él, con amargura.

—¿Lo sientes?

—Siempre son momentos difíciles. Siempre. Siempre hay algún problema. Me separan de mi padre otra vez, mierda, por Giraud. Tengo tu palabra de que está a salvo. Pero nada más.

Le tembló la voz. Florian dejó el whisky con agua junto a la mano de Justin, sobre el estante detrás del sillón y se acercó a Ari, como un fantasma, para servirle el vodka con naranja de siempre.

—Y que conste —siguió él después de un trago— que no lo dudo. Pero ésa es la razón. Otros dudan de la seguridad de mi padre. Giraud es uno de ésos. Es tan fácil organizar un incidente, una confusión por parte de un estúpido guardia azi, ¿no te parece? Una pérdida terrible, un Especial. Pero como dices, Giraud se está muriendo. ¿Le importa acaso? Lo subestimas si piensas que no tratará de acabar con mi padre, a menos... a menos que descubra que algo falla en Reseune, y yo soy una amenaza que no puede controlar. Estoy cerca de ti. Entonces, sí que dudará. Y Giraud, con esa estrategia podrida que tiene, nunca lleva a cabo movimientos precipitados o poco. calculados. Quiero que me preste atención. Quiero que me preste atención hasta que muera. Es así de simple.

Tenía sentido. Tenía una especie de sentido complicado, el sentido de otro grupo mental, si se ponía en el lugar de Justin Warrick, si se conocía a Giraud, si no se tenía poder ni nada con qué negociar excepto Ari Emory y un pasado de persona problemática.

—Así que vi una oportunidad —continuó Justin—. En realidad no fue un plan premeditado. Vi lo que hacías con la chica de los Carnath, Amy, y pensé que si estallabas, tal vez podría arreglarlo. Si me cubrías, Giraud lo sabría. Tal vez parecería más de lo que era y entonces él se preocuparía mucho. Lamento que te haya enredado a ti, pero no creo que la sangre haya llegado al río; tal vez te estropeó los planes que tenías de mantenerme puro a los ojos de Seguridad; estoy seguro de que preocupó a Denys, pero dudo mucho que te haya causado un daño personal.

—Nada comparado con el daño que te causaste a ti mismo.

—Perfecto. Las dos cosas me parecen bien.

—¡Eres un estúpido! Podrías habérmelo dicho, ¿sabes?, podrías haber confiado en mí para vigilar a Jordan.

—No, no puedo confiar en nadie para eso. No puedo confiar cuando tú no estás en contacto con los militares, cuando no te encuentras en la posición de Giraud y no te sientas en la silla de Denys. No puedo confiar en que sepas lo que están tramando. Lo lamento.

Justin no conocía la extensión de Base Uno. No tenía ni idea. Y ella no podía revelárselo. De ninguna manera. Tomó un sorbo de vodka y naranja, apoyó el vaso y agitó la cabeza.

—Al menos podrías haberme consultado.

—¿Y ponerte en guardia? No. Lo hecho, hecho está. Ya ves que soy sincero, puesto que me lo has pedido. Te ruego solamente una cosa más: haz un psicotest si lo consideras necesario, pero no le pases la cinta a Denys.

—¿Quién te ha dicho que yo le muestro las cintas?

—No lo sé. Pero sé lo que puede tranquilizar a Denys. No le muestres ésta. Eso solamente puede perjudicar más a mi padre. Estoy seguro de que no mejorará mi posición ante cualquiera de los dos Nye.

—Pero si no se la entrego, estarán convencidos de que yo estoy de acuerdo con lo que hiciste.

—De manera que les entregas las cintas.

—Las que admito haber hecho. Nunca les he dejado ver las notas de Ari sobre ti. Nunca les he enseñado lo que hice para solventar parte del mal que había dejado Ari. El asunto que no estaba resuelto. Nunca les he enseñado la pequeña intervención que te permite permanecer aquí, tan cerca de mí, sin echarte a temblar.

—Sin cosas mucho peores. Sin cosas mucho peores. Todavía tengo destellos de cinta de vez en cuando. Pero la mayor parte de la carga ha desaparecido. Solamente recuerdo, a mucha mayor distancia que antes, o nunca habría podido llevar a cabo lo que hice en la fiesta, nunca habría podido venir aquí, nunca habría podido ni pensar en... en mi plan para irritar a Giraud.

—¿Y cuál es el plan?

—Acostarme contigo.

Eso le dolió y mucho. Lo había dicho de forma tan inexpresiva que Ari solamente se sintió avergonzada a medias, apenas ofendida al principio.

—No pensaba hacer nada que no me hubieras pedido directamente —dijo él—, una o dos veces, y no hace mucho. Tú estarías contenta y haría a Giraud muy, muy desdichado. Y no era nada que pudiera herirte, nunca quise eso. Para ser sincero, no estaba seguro de poder hacerlo. Así que decidí otra cosa cuando tuve la oportunidad.

»Esto es todo. Espero no estar ofendiéndote. Y no lo mencionaría, pero prefiero explicarlo ahora que estoy consciente, gracias a ti, ya que al menos puedo presentar algunas aclaraciones en mi defensa. Así que ahí tienes. Esa es la razón .

Era un movimiento deliberado que le hacía todavía más difícil insistir en un psicotest, calmar las cosas: olvidar la situación. Y decir suficiente parte de la verdad para que pareciera razonable.

Acudir a ella sin la compañía de Grant, además. Eso, sabiendo que estaba metido en problemas.

Mierda, las posibilidades se multiplicaban hasta el infinito cuando estaban relacionadas con motivos y con un Especial no reconocido sometido a presiones de todos los lados, más el hecho evidente de que ella misma lo había Trabajado con el kat, había tomado cosas que eran profundamente importantes para él y había tratado, al menos, de atar los cabos sueltos, lo máximo posible en una mente que había cambiado en gran medida desde las notas de Ari; y teniendo en cuenta las diferencias psicológicas de sus edades invertidas.

Muy complicado. Sumamente complicado.

Has echado a perder mi trabajo —saltó ella—. Me has causado problemas. Tengo razones para estar furiosa. Y te apoyé ante todos, mierda.

—Sí —admitió él—. Esperaba que lo hicieras.

—Es un desastre. —Ari se tragó las promesas que podía hacerle acerca de la seguridad de Jordan. O cómo sabía algo de eso. Resultaba frustrante parecer una estúpida, pero era preferible a serlo—. Mierda, me pusiste frente a Giraud. No sé por qué tengo que solucionar problemas que me has provocado tú porque podías traicionar mis intereses y confiar en que te perdonaría. Es asqueroso.

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