Nadie Es Inocente
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Un sacerdote, que en su juventud estuvo relacionado con la organizaci?n terrorista ETA, desaparece en compa??a de una hermosa mujer tras apoderarse de una importante suma de dinero de su congregaci?n. Para evitar el esc?ndalo se encargar? del caso otro religioso que antes de ordenarse hab?a sido polic?a. El pasado de ambos, reflejo del pasado y presente de una Euskadi que se debate entre la violencia y las ansias de paz, condiciona de tal manera la investigaci?n, que finalmente se convierte en un juego muy peligroso, donde lo importante no es la recuperaci?n del dinero, sino el ajuste de cuentas entre los dos contrincantes. Un ajuste de cuentas que parece personal, pero que en realidad contiene la clave de la violencia que ha sufrido el propio Pa?s Vasco.
La trama se complica a?n m?s cuando una mujer es asesinada y otra desaparece inexplicablemente. A partir de ese momento, se inicia una investigaci?n paralela en la que se entremezclan polic?as de todos los pelajes con proxenetas sin escr?pulos y miembros de la Brigada Antiterrorista. Todo conduce a un desenlace soprendente que valida la frase: «Las cosas nunca son lo que parecen».
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– Parece totalmente limpia, salvo por el tema de la prostitución -comentó, interrumpiendo a su interlocutor por primera vez, el padre Vázquez-. Es francamente extraño.
– Ésa es nuestra opinión pero a los datos nos remitimos. Si ha estado involucrada en otros asuntos, ha sabido quedarse al margen y permanecer limpia e incólume a nuestros ojos.
– ¿Habéis averiguado algo más?
– Nada especialmente interesante salvo que lleva varios años viviendo en Bilbao o, por lo menos, con su domicilio oficial en la ciudad, según hemos comprobado al observar las fichas referentes a sus renovaciones del documento nacional de identidad. Curiosamente la última renovación la hizo un mes antes de cobrar el talón y huir con tu compañero de congregación.
– ¿Podrías proporcionarme el domicilio?
– Por supuesto. Sé que era en la zona de Indautxu pero no recuerdo con exactitud la calle y el número. Si quieres más tarde te llamaré y te proporcionaré esos datos, aunque me temo que no te servirán de nada.
– Supongo que no, pero cuando se está en un callejón sin salida cualquier resquicio, por estrecho que parezca, es digno de que le dediquemos nuestra atención.