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La Telara?a China

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La Telara?a China
Название: La Telara?a China
Автор: See Lisa
Дата добавления: 16 январь 2020
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La Telara?a China - читать бесплатно онлайн , автор See Lisa

Inspectora Liu, ?necesito recordarle que China tiene costumbres y rituales para tratar a sus hu?spedes? Use su shigu, su experiencia de la vida.

Todos los extranjeros, tanto si se trata de desconocidos o de demonios como este visitante, son potencialmente peligrosos. No demuestre ira ni irritaci?n. Sea humilde, prudente y cort?s.

El viceministro apoy? la mano sobre el hombro de la inspectora.

H?gale creer que existe un v?nculo entre usted y ?l. As? hemos tratado a los extranjeros durante siglos. As? tratar? usted a este extranjero mientras sea nuestro hu?sped.”`

En un lago helado de Pek?n aparece el cad?ver del hijo del embajador norteamericano. La dif?cil y ardua investigaci?n es asignada a la inspectora Liu Hulan. A miles de kil?metros, un ayudante de la fiscal?a de Los ?ngeles encuentra en un barco de inmigrantes ilegales el cad?ver de un Pr?ncipe Rojo, el hijo de uno de los hombres m?s influyentes de China…

Una impactante novela de intriga que recrea el conflicto que se produce entre dos pa?ses diametralmente opuestos cuando sus gobiernos se ven obligados a colaborar en pie de igualdad.

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– Ustedes eran sus amigos…

– Eramos, inspectora Liu. Eramos sus amigos. -Bo Yun se dirigió al grupo-. Servid otra ronda. Vamos, David, ¿podemos llamarle David, al estilo americano? Vamos, David, tómese una copa con nosotros. Quizá quiera cantarnos una canción y le diremos con quién tienen que hablar.

La serenata de Ning Ning y Di Di llegaba a su triste fin. Hulan puso la mano suavemente sobre la rodilla de Bo Yun. El joven no pestañeó ni permitió que sus ojos se desviaran hacia aquella delicada llamada. Se volvió para mirar a Hulan directamente a los ojos, abandonó sus modales despreocupados y habló con tono sereno.

– Le he dicho que están hablando con las personas equivocadas. Tiene que hablar con los Gaogan Zidi de su generación, inspectora Liu. Ellos conocían a Billy y a Henglai. Usted ya sabe cómo encontrar a esa gente igual que sabía cómo encontrarnos a nosotros.

– ¿La Posada de la Tierra Negra?

Bo Yun miró a David.

– Eso es inspectora -dijo, luego volvió a animarse y alzó de nuevo la voz-: Ning Ning, Di Di, otra canción. Cantadnos una canción americana. ¿Cómo se llamaba aquélla? ¿Tie a Yellow Ribbon Round the Old Oak Tree?

Minutos después, David y Hulan se dirigían al vestíbulo tras despedirse.

– En qué tipo de negocios podían estar metidos esos dos chicos? -preguntó David.

– No lo sé. Podría tratarse de cualquier cosa.

– ¿Inmigración ilegal?

– No creo, David, pero fuera lo que fuera, seguramente fue la causa de su muerte.

David reflexionó.

– Qué es la Posada de la Tierra Negra y qué tiene que ver con todo esto? -preguntó luego.

– Es un restaurante nostálgico de la Revolución Cultural, pero van allí todo tipo de gentes, desde turistas japoneses a tiburones de las finanzas, o incluso líderes de las tríadas. Es un lugar para gente con problemas, gente que quiere meterse en problemas y gente que sólo quiere hacer negocios. Iremos allí mañana.

Traspasaron la puerta giratoria y salieron al frío aire nocturno. Peter se puso firme al verlos, apagó el cigarrillo y abrió la puerta de atrás del Saab. Hulan tendió la mano a David, que la estrechó sin darse cuenta.

– Creo que hemos avanzado mucho hoy, fiscal Stark -dijo ella, adoptando una vez más un tono formal-. El investigador Sun le llevará de vuelta a su hotel.

– ¿No podríamos estar solos? -preguntó él en voz baja para que Peter no le oyera-. Quiero estar contigo.

Hulan pasó por alto el deseo que vibraba en la voz de David.

– El investigador Sun le llamará mañana por la mañana para decirle a qué hora pasará a buscarle. -Se arrebujó en su abrigo de color lavanda, inclinó la cabeza, agitó levemente la mano para despedirse de Peter y dio media vuelta.

David contempló la figura que caminaba por la acera hasta desaparecer en la omnipresente marea humana.

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