El Fuego Interno
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El conocimiento de Don Juan presenta tres facetas: la maestr?a del estar "Consciente de Ser", que es el enigma de la mente, la maestr?a del "acecbo", que es el enigma del coraz?n, y la maestr?a del "intento", que es el enigma del esp?ritu.
Esta s?ptima obra de Carlos Castaneda trata sobre la perplejidad que sienten los brujos al darse cabal cuenta del alcance de la conciencia de Ser y del asombroso misterio que es la percepci?n. En ella narra experiencias que tuvieron lugar en estados de conciencia acrecentada y que nos introducen en la maestr?a del estar Conscientes del Ser.
"La tercera atenci?n se alcanza as?, cuando el resplandor de la conciencia se convierte en el fuego interno, un fuego que no enciende s?lo una banda de emanaciones sino que enciende a la vez todas las emanaciones del ?guila que est?n en el interior del capullo luminoso del hombre. El logro supremo de los seres humanos es alcanzar ese nivel de atenci?n y, al mismo tiempo, retener la fuerza de la vida".
Don Juan.
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– Además, los seres inorgánicos viven infinitamente más que los organismos -prosiguió-. Este detalle, por razones que te revelaré más adelante, es lo que impulsó a los antiguos videntes a ver todo lo que pudieron, acerca de los aliados.
Dijo que los antiguos videntes llegaron también a darse cuenta de que es la intensa energía de los organismos y el subsecuente alto desarrollo de su conciencia lo que los convierte en deliciosos bocados para el Águila. Su interpretación fue que era la gula, la razón por la cual el Águila produce un número tan grande de organismos.
Luego explicó que el producto de las otras cuarenta grandes bandas no es en absoluto la conciencia, sino una configuración de energía inanimada que los antiguos videntes llamaban vasos, mientras que llamaban capullos y recipientes a los productos de las ocho bandas con conciencia. Dijo que lo que explica la luminosidad independiente de los capullos y de los recipientes es la energía de la conciencia, y que los vasos son receptáculos rígidos cuya luminosidad estática proviene sólo de la energía de las emanaciones encapsuladas.
– Debes tomar en cuenta que en el mundo todo está encapsulado -prosiguió-. Todo lo que nosotros percibimos está compuesto por porciones de capullos o vasos con emanaciones. Como hombres comunes no percibimos en absoluto los recipientes de los seres inorgánicos.
Se me quedó viendo, esperando una señal de comprensión. Cuando se dio cuenta de que no iba a dársela, siguió explicando.
– El mundo total está integrado por las cuarenta y ocho bandas -dijo-. El mundo que nuestro punto de encaje alinea para nuestra percepción normal está compuesto por dos bandas; una es la banda orgánica, la otra es una banda que sólo tiene estructura. Las otras cuarenta y seis grandes bandas no son parte del mundo que percibimos cotidianamente.
De nuevo hizo una pausa, esperando preguntas pertinentes. Yo no tenía ninguna.
– Hay otros mundos completos que nuestros puntos de encaje pueden alinear -prosiguió-. Los antiguos videntes contaron siete de esos mundos, uno por cada banda de conciencia. Yo puedo añadir que aparte del mundo de todos los días, dos de esos otros mundos son fáciles de alinear; los otros cinco son algo casi imposible.
Cuando volvimos a sentarnos para continuar su explicación, don Juan comenzó a hablar de inmediato acerca de mi experiencia con la Catalina. Dijo que un movimiento del punto de encaje al área abajo de su posición acostumbrada le permite al vidente una visión detallada y estrecha del mundo que conocemos. Esa visión es tan detallada que parece ser un mundo enteramente diferente. Es una visión que tiene un tremendo atractivo, especialmente para aquellos videntes que tienen un espíritu aventurero e imprudente.
– El cambio de perspectiva es muy agradable -prosiguió don Juan-. El esfuerzo requerido es mínimo, y los resultados son asombrosos. Si el vidente busca una ganancia rápida, no existe mejor maniobra que el movimiento hacia abajo. El único problema es que en esas posiciones del punto de encaje los videntes se ven acosados por la muerte, que tiene lugar incluso con mayor brutalidad y mayor rapidez que en la posición del hombre.
"El nagual Julián pensaba que era un lugar ideal para divertirse, pero eso es todo.
Dijo que un verdadero cambio de mundos sólo ocurre cuando el punto de encaje se mueve al interior de la banda del hombre, a suficiente profundidad para alcanzar un umbral crucial, y que sólo entonces es cuando el punto de encaje puede usar otra de las grandes bandas.
– ¿Cómo la usa? -pregunté.
Encogió los hombros.
– Es una cuestión de energía -dijo-. La fuerza del alineamiento engancha otra banda, siempre y cuando el vidente tenga suficiente energía. Nuestra energía normal le permite a nuestros puntos de encaje usar la fuerza del alineamiento de una gran banda de emanaciones. Y percibimos el mundo que conocemos. Pero si tenemos un exceso de energía, podemos usar la fuerza del alineamiento de otras grandes bandas, y en consecuencia, podemos percibir otros mundos.
De repente, don Juan cambió de tema y comenzó a hablar sobre las plantas.
– Esto quizá te parezca una rareza -dijo-, pero, por ejemplo, los árboles están más cercanos al hombre que las hormigas. Te he dicho que los árboles y el hombre pueden desarrollar una gran relación; eso se debe a que comparten emanaciones.
– ¿Qué tan grandes son sus capullos? -pregunté.
– El capullo de un árbol gigante no es mucho mayor que el árbol en sí. Lo interesante es que algunas plantas muy pequeñas tienen un capullo casi tan alto como el cuerpo del hombre y tres veces más ancho. Esas son plantas de poder. Comparten la mayor cantidad de emanaciones con el hombre, no las emanaciones de la conciencia, sino otras emanaciones en general.
"Otra característica única de las plantas es que sus luminosidades tienen diferentes tintes. En general, son rosadas, porque su conciencia es rosa. Las plantas venenosas son de un rosado pálido y amarillento, y las plantas medicinales son de un rosado vivo tirando a violeta. Las únicas que son de un rosado blancuzco son las plantas de poder; algunas son de color blanco turbio, otras de un blanco brillante.
"Pero la verdadera diferencia entre las plantas y otros seres orgánicos es la localización de sus puntos de encaje. Las plantas lo tienen en la parte inferior de su capullo, mientras que otros seres orgánicos lo tienen en la parte superior.
– ¿Y los seres inorgánicos? -pregunté-. ¿Dónde tienen sus puntos de encaje?
– Algunos lo tienen en la parte inferior de sus recipientes -dijo-. Esos son completamente ajenos al hombre, pero afines a las plantas. Otros lo tienen en cualquier parte de la región superior de sus recipientes. Esos son más cercanos al hombre y a otras criaturas orgánicas.
Agregó que los antiguos videntes estaban convencidos de que las plantas tienen la más intensa comunicación con seres inorgánicos. Creían que mientras más bajo estuviera el punto de encaje, más fácil resultaba para las plantas el romper la barrera de la percepción; los árboles muy grandes y las plantas muy pequeñas tienen los puntos de encaje situados muy abajo. Debido a esto, un gran número de las técnicas de brujería de los antiguos videntes eran medios de atrapar la conciencia de los árboles, y de las plantas pequeñas, para usarlas como guías para bajar a lo que ellos llamaban los niveles más profundos de las regiones oscuras.
– Entenderás, desde luego -prosiguió don Juan-, que cuando ellos creían que bajaban a las profundidades, en realidad, movían sus puntos de encaje para alinear otros mundos perceptibles con esas siete grandes bandas.
"Forzaron su conciencia hasta el límite, y unificaron mundos con las cinco grandes bandas que son accesibles a los videntes sólo si se someten a una peligrosa transformación.
– Pero, ¿lograron alinear esos mundos los antiguos videntes? -pregunté.
– Lo lograron -dijo-. En su extravío creyeron que valía la pena romper todas las barreras de la percepción, aunque tuvieran que convertirse en árboles para hacerlo.
