Posdata: Te Amo
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Hay personas que esperan toda la vida para encontrar a su alma gemela, pero este no es el caso de Holly y Gerry. Novios desde el instituto, se sent?an como si siempre hubiesen estado juntos. Pod?an acabar las frases del otro, e incluso cuando discut?an?como sobre qui?n deb?a salir de la cama para apagar la luz cada noche? lo hac?an riendo. Holly no sab?a qu? ser?a de ella sin Gerry. Nadie lo sab?a. Y as? fue como comenz? ` La Lista `? como una broma. En previsi?n de que pudiera sucederle algo malo, Gerry dejar?a a Holly una lista de cosas que hacer para salir adelante d?a tras d?a.
De pronto, la joven pareja se enfrenta a lo inimaginable: Gerry contrae una enfermedad fatal y fallece. Tres meses despu?s de su muerte, Holly sale de su casa para recoger un misterioso paquete que ha recibido su madre para ella. Cuando lo abre se encuentra con que Gerry ha cumplido su palabra. Le ha dejado ` La Lista `, una serie de cartas con instrucciones para cada mes. Todas van firmadas con `PD: Te amo`.
Rodeada de amigas de lengua afilada y con una familia que la ama y la sobreprotege hasta volverla loca, Holly Kennedy es una hero?na de nuestro tiempo: titubea, trastabilla, llora y bromea mientras se abre camino hacia la independencia, hacia una nueva vida de aventura, satisfacci?n profesional, amor y amistad.
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Holly lo miró a la cara para ver si estaba tomándole el pelo, pero sus ojos azules brillaron con inocencia.
– Vivir mi vida -contestó y se volvió para conectar la tetera eléctrica.
– ¿Serás capaz de hacerlo?
Daniel se acercó a Holly y ella olió su loción para después del afeitado. Aquel aroma era puro Daniel.
– Supongo que sí -contestó incómoda por sus preguntas.
– Lo digo porque entonces tendrás que tomar tus propias decisiones -agregó Daniel en un susurro.
– Ya lo sé -replicó Holly a la defensiva, evitando mirarlo a los ojos.
– ¿Y crees que serás capaz de hacerlo?
Holly se frotó la cara con expresión de cansancio. -Daniel, ¿a qué viene todo esto?
Daniel tragó saliva y se acomodó delante de ella.
– Te lo pregunto porque ahora voy a decirte algo y tú tendrás que tomar una decisión.
– La miró a los ojos y el corazón de Holly latió con fuerza-. No habrá ninguna lista, ninguna directriz, tendrás que guiarte por tu propio corazón.
Holly retrocedió un poco. El miedo le atenazó el corazón y confió en que no fuera a decirle lo que pensaba que iba a decirle.
– Daniel. No creo que éste sea… el mejor momento para… ¿No deberíamos hablar de…?
– Es un momento perfecto -dijo Daniel muy serio-. Sabes muy bien lo que voy a decirte, Holly, y me consta que también sabes lo que siento por ti.
Holly se quedó atónita y echó un vistazo al reloj. Eran las doce en punto.