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?gur Nebl?

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?gur Nebl?
Название: ?gur Nebl?
Автор: Palol Miquel de
Дата добавления: 16 январь 2020
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?gur Nebl? - читать бесплатно онлайн , автор Palol Miquel de

En las postrimerнas de este siglo iba siendo necesario un libro, con lucidez y exactitud de relojero, construyera un mundo ficticio desde el que desvelar las trampas y los secretos del nuestro. Lo ha escrito Miquel Palol con Igur Nebli, hйroe caballeresco, a la vez atбvico y posmoderno, con el que el lector sentirб la claustrofobia de un mundo que pronto reconocerб como suyo, descubrirб las oscuras estrategias del Estado bajo las intrigas de La Muta, y reconocerб el hermйtico y vertiginoso Laberinto de Gorhgrу participando en una siniestra alegorнa del Poder y de sus inextricables instrumentos de manipulaciуn de la informaciуn, de presiуn del individuo, de despersonalizaciуn y de angustia.

Para quienes siempre pensaron que la literatura es un juego con la literatura, para quienes no se conforman con la lectura de la historia y quieren tomar parte de ella y para quienes gustan de los libros que jamбs se acaban con su ъltima pбgina, Igur Nebli resultara una lectura extremadamente gratificante.

La calidad indiscutible que llevу al exito a El Jardin de los Siete Crepъsculos alcanza con Igur Nebli una envidiable madurez.

`Un texto donde Palol lleva hasta sus ъltimas consecuencias el objetivo de convertir la literatura en el medio mбs oportuno para disfrazarse de dios y jugar a la construcciуn de un mundo`. Javier Aparicio, El Pais.

`La particular `locura` narrativa de Palol es saludable para todo el conjunto de la narrativa catalana`. Marc Soler, El Temps.

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– Son los Epagómenos -dijo el Magisterpraedi, absorto como si no lo hubiera oído.

– Perdón, ¿qué decís?

Arktofilax se volvió con expresión preocupada. Su cara y sus ojos mostraban una normalidad que desarmó a Ígur de las sospechas pasadas.

– Estamos ante la terrible trampa geométrica final, y fíjate bien porque aquí sí tenemos posibilidades de dejarnos el pellejo. La clave son las cifras que encabezan los versos. 1461 son los años necesarios para repetir el mismo calendario egipcio coincidente con un determinado estado del cielo; el cómputo proporciona un año de 365 días, dividido en doce meses de treinta días más los cinco Epagómenos, que son los días dedicados a Osiris, Isis, Horus, Neftis y Set; he aquí el Código 5 de la inscripción anterior. Pero de este calendario sobra un año, que se obtiene de la diferencia entre el año natural, de 365'25 días aproximadamente, y el de 365 días justos. Efectivamente,

1461 x 365 = 1460 x 365'25

si queremos encontrar la solución, tenemos que buscar las sumas de cifras. Con 1461 obtenemos tres, y con 1460 obtenemos 2.

– Que son los Tres y los Dos de las estrellas -dijo Ígur-, y también de la placa que nos sirvió para abrir la puerta anterior.

– Muy bien.

– La suma da Cinco, y el producto Seis.

– Perfecto. Y además el producto 1461 por 365 da 533265, de donde obtenemos 6 sumando todas las cifras. Creo que con eso el primer verso de la inscripción, que en este caso sí es un poema, no necesita más explicación; ahora sirve para llevarnos al Nombre de Cinco letras.

– Ígur optó por callar-. La diferencia entre 1460 y 1461 o, si prefieres, entre 365 y 365'25 la marca el residuo temporal que, al acumularse a lo largo del tiempo y retornar al Origen, se conocía en la antigüedad con el nombre del Fénix. Ése es, creo yo, el Nombre de Cinco letras.

– ¿Y eso en qué se traduce en relación a salir de aquí? -dijo Ígur, acercándose a la pared.

– Aún no lo sé -dijo Arktofilax, y viendo que Ígur iba a apoyarse lo increpó vivamente-. ¡No toques nada! La Penúltima Puerta tiene una clave táctil, y una presión inadecuada nos fulminaría igual que en el Atrio.

– Quizá debiéramos ir a los dos últimos versos.

– Es lo primero que he descifrado. 'Del segundo la primera' quiere decir 'del segundo verso la primera palabra', y es 'Encabeza', pero en este caso, fuera de contexto, recuperada en la opción gramatical más fuerte, es decir en el sustantivo. Sólo falta deducir a qué cabeza se refiere.

– ¿A Algol? ¿A la Cabeza Profética?

Arktofilax sonrió melancólicamente, Ígur sintió cómo renacían sus desconfianzas.

– Tenemos que encontrar -dijo el Magisterpraedi señalando los grafismos de las paredes- la figura que case con el Cinco, y en la que el concepto 'Cabeza' permita una distinción electiva.

Se detuvo ante un rectángulo subcompartimentado.

?gur Nebl? - pic_12.jpg

– Ciertamente, aquí hay cinco divisiones -dijo Ígur, y Arktofilax lo interrumpió.

– Es el rectángulo /5; recordarás la propiedad de los rectángulos de proporción expresada contra la unidad en la raíz cuadrada de un número natural: divididos transversalmente en tantas partes como indica ese número, se obtienen rectángulos de la misma proporción; aquí, la operación se ha hecho dos veces, y el resultado son los cinco rectángulos negros pequeños. Entiendo -dijo tan lentamente que a Ígur le pareció que si no es que se quería convencer a sí mismo, se lo estaba inventando- que aquí tenemos la escenificación de los Epagómenos, y la Cabeza es el primero, o el último, porque tanto encabeza el uno como el otro. El primero es Osiris, es decir, Dioniso, y el último es Set, por tanto Tifón. Pienso que la Cabeza es también la Cabeza del diablo, como has dicho, y puesto que ya hemos visto las trampas de agua y de tierra, estamos en la trampa de fuego, en la que el Apótropo es Perseo, el que obtiene la Cabeza de la Gorgona. Y ahí radica la cuestión: ¿cuál es el rectángulo que corresponde a Set, el de arriba a la derecha o el de abajo a la izquierda?

– Depende de qué prioridad consideremos, si arriba-abajo o izquierda-derecha.

– ¿Qué dice sobre eso la Ley del Laberinto? -preguntó Arktofilax en un tono que Ígur encontró demasiado neutro para no ser irónico.

– Lo ignoro.

– Tendremos que confiar en mis recuerdos -dijo el Magisterpraedi-. Creo que es el de arriba a la derecha. Pero atención: Set es el dios de la sequía tiránica que mata el Nilo, es el destructor por el fuego, y por eso lo escogemos. Pero eso quiere decir, precisamente, que nos pagará un error con fuego, así como a los Entradores que nos han precedido Canopus y Vindemiatrix les han pagado con agua y tierra. -Se detuvo, y se volvió hacia otro lado-. Si nos hemos equivocado, espero que no sea a fuego lento. -Señaló el grafismo sin volverse-: Pon la mano en el rectángulo negro de arriba.

Ígur era todo él de nuevo un recelo inexplicable.

– ¿Yo?

– ¿Por qué no? -sonrió Arktofilax; Ígur escrutó las posiciones de ambos; ¿y si la trampa fuera tan sólo para el que presiona la figura? ¿Y si Arktofilax le hiciera correr el riesgo sólo a él? Quizá hablándolo, por ser de los dos el joven lo habría aceptado, quizá hasta se habría ofrecido, pero de esa forma no podía dejar que el viejo creyera que hacía de él lo que quería; Arktofilax lo conminó-: La menor grieta en el triunfo ya significa fracaso -rió-; aquí sí se cumplen las máximas absolutas, ¿no? Aprieta de una vez.

Con más curiosidad que pánico, Ígur puso la mano en el sitio indicado, y la mitad de la pared, en el extremo contrario del recinto, se desmoronó con gran estruendo y polvareda, ofreciendo un nuevo pasillo por donde Arktofilax se esfumó con una rapidez que Ígur, sin tiempo para recuperarse de la sorpresa, encontró del todo imposible.

– ¡Esperadme! -gritó, inútilmente porque el otro había desaparecido, y olvidándose del equipaje, salió corriendo por la vía recién abierta donde vio a Arktofilax que se alejaba a gran velocidad; de hecho ya estaba tan increíblemente lejos que resultaba inimaginable que hubiera llegado allí por medios propios, y de repente decidió que lo entendía todo, y se precipitó tras él corriendo con todas sus fuerzas-: ¡Detente! -gritó-, ¡traidor, sinvergüenza!

Sin detenerse buscó la pistola, pero el arma había desaparecido, y la única que llevaba encima era la espada de Caballero. Arktofilax se perdió tras una curva, e Ígur continuó corriendo a la desesperada por el pasillo lleno de sinuosidades pero sin ninguna disyuntiva de trazado; después de un buen rato, a la salida de una curva se encontró de repente en una amplia sala porticada perfectamente acabada y cuidada, turbadoramente amueblada con piezas de mármol verde; se detuvo jadeando. En el centro, con la respiración perfectamente reposada, le esperaba Arktofilax.

– Me parece que te conviene descansar un poco -le dijo con tranquilidad el Magisterpraedi.

Ígur desenvainó y se le encaró en guardia.

– He sospechado de ti desde el primer momento, y ahora no te escaparás. Pero antes quiero saber quién eres en realidad. Habla, porque te queda poco tiempo.

Arktofílax sonrió con tristeza. Había en todos sus movimientos una calma que despertaba en el Caballero una mezcla de admiración y rabia.

– Tienes razón, no me queda mucho tiempo, y te responderé sin subterfugios. Pero antes, permite que te ayude a resolver el enigma de la Penúltima Puerta -fue al otro extremo del salón-, porque ésta es de verdad la Penúltima Puerta, la anterior no era más que una metatrampa de seguridad.

Ígur no soltó la espada, y sin perder al otro de vista se acercó a la inscripción que le indicaba. Era una leyenda alrededor de un gran medallón sin retrato (Ígur no se detuvo a pensar si se trataba de un retrato borrado o es que, sencillamente, nunca había habido ninguno). Esa vez fue Arktofilax quien leyó en voz alta, empezando por los tres asteriscos.

?gur Nebl? - pic_13.jpg

– Muy bien -dijo Ígur, y sintió de nuevo en su interior la náusea asfixiante de aquellos ojos de profundidades magmáticas-. ¿Y qué? -gritó.

– Fíjate en el dibujo. -Y señaló el centro de un frontón sobre la puerta.

– Ya lo veo -dijo Ígur intentando no temblar; cada vez sentía de forma más necesaria y urgente matar al hombre que tenía delante-; lo reconozco sin la menor duda. ¿Acabas de dibujarlo tú?

El Magisterpraedi rió con extrañeza.

– ¿Yo? ¿Cómo podría haberlo hecho? -Lo miró con detenimiento-. ¿Qué crees que es? -sonrió de nuevo-, es decir, si te parece que liquidarme puede esperar un cuarto de hora.

Ígur sentía cómo se le aflojaban las piernas, y bajó la espada pero resistiéndose a guardarla.

– Es la misma figura que utilizamos en la segunda Puerta de salida del Cadroiani, pero en lugar de los cinco puntos, están marcadas las dos líneas que enlazan los Tres y los Dos.

– ¿Y qué te sugiere? Quiero decir, qué características ves en él que te parezcan aprovechables.

– ¿Desde un punto de vista geométrico? Veamos -contó mental- mente unidades, recordando que se trataba de un cuadrado de 6 X 6-, tenemos dos superficies iguales y una tercera diferente. La diferencia de superficie entre una de las grandes y la pequeña es de 6 unidades. Por otra parte, las dos líneas rectas divisorias tienen igual longitud, que es aproximadamente de 5,65 unidades. Las tres superficies tienen igual perímetro exterior, de 8 unidades lineales, cifra que en el caso de la porción pequeña corresponde a la misma que expresa la superficie.

– Muy bien -dijo Arktofilax, Ígur sintió que le tomaba el pelo, y volvió a blandir la espada.

– Se ha acabado el Juego -dijo con la voz un poco temblorosa-. En guardia.

– Un momento, te dejas lo mejor. Te olvidas de decir -señaló la figura- que el punto más interesante es el encuentro de las dos líneas, que coincide con la estrella central de las tres, que es Canopus. Fíjate en la inscripción: "Que allí do arribéis/ Camino de uno/ Y para uno/ Al blanco cuerpo desnudo.' El último verso, como ya descifró Debrel, pertenece también a Canopus. ¿Recuerdas el primer poema de la Cabeza Profética? -Ígur empezó a sentir el malestar inquietante de la división interna de intenciones-. Cuando dice 'Que allí do arribéis, divisa para TU presente/ AL OSo vencerás, Al BlanCO cuerpo deSNUdo'. Pues bien, ha llegado el momento. Me has preguntado quién soy, y te respondo: ya no soy Hydene, sino Arcturus, el Oso que tienes que vencer, porque tú ya no eres Neblí, ahora eres Suhel.

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