La espuma de los d?as
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A medio camino entre la fantas?a surreal y la novela, La espuma de los d?as es un relato brillante y cargado de imaginaci?n que narra dos historias de amor paralelas y el final de los sue?os y la inocencia. Envueltos en las nubes irreales de su amor, los protagonistas dan la espalda al mundo real, que no obstante, no tardar? en llegar a buscarles. Y las consecuencias de la exposici?n a la frialdad de la realidad sobre su amor no tardar?n en salir a la luz.
Repleta de fantas?a y humor, p?gina tras p?gina La espuma de los d?as es una novela amena y profunda al tiempo, cargada de connotaciones que trascienden a su, en principio, ingenua pulsi?n. Est? escrita con la brillantez de la fantas?a y la inspiraci?n, de manera efectiva y divertida. As? que no veo raz?n para no leerla.
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– ¿No iba a venir hoy? -preguntó Chick.
Un perfume delicioso brotaba de los claros cabellos de Alise. Colin se apartó un poco.
– Creo que llegará tarde. Esta mañana andaba maquinando algo… ¿Por qué no venís a almorzar los dos a casa?… Podríamos ver de qué se trata…
– De acuerdo -dijo Chick -. Pero si te crees que voy a aceptar esa proposición sin más, te estás haciendo una falsa concepción del universo. Hay que encontrarte pareja. No voy a dejar que Alise vaya a tu casa; la seducirías con las armonías de tu pianóctel y yo no estoy por la labor.
– ¡Pero bueno!… -protestó Colin-. ¿Usted le oye?…
Pero no llegó a oír la respuesta. Un individuo de desmesurada longitud que llevaba cinco minutos haciendo una demostración de velocidad pasó por entre sus piernas doblado hasta el límite hacia adelante, y la corriente de aire producida elevó a Colin varios metros por encima del suelo. Éste se agarró al reborde de la galería del primer piso, trató de elevarse a pulso y cayó nuevamente, al lado de Chick y de Alise.
– Deberían prohibir ir tan deprisa -dijo Colin.
A continuación se persignó porque el patinador acababa de estrellarse contra la pared del restaurante, en el extremo opuesto de la pista, y se había quedado pegado allí como una medusa de papel maché descuartizada por un crío cruel.
Una vez más, los pajes-limpiadores cumplieron su cometido, y uno de ellos colocó una cruz de hielo en el lugar del accidente. Mientras la cruz se derretía, el encargado puso discos de música religiosa.
Después, todo volvió a su orden. Chick, Alise y Colin siguieron dando vueltas.
