Amante Eterno
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Dentro de la Hermandad, Rhage es el vampiro m?s voraz, el mejor luchador, actuando siempre a trav?s de sus instintos m?s primarios… y el amante m?s salvaje -porque en su interior arde una feroz maldici?n lanzada por la Virgen Escriba. Pose?do por este lado oscuro, Rhage teme el momento en que el drag?n que lleva dentro sea liberado, convirti?ndole en un peligro para quienes le rodean.
Mary Luce, una mujer que ha conseguido sobrevivir a una vida llena de penurias, es introducida de manera involuntaria al mundo de los vampiros. Ahora, toda su existencia depende de la protecci?n de Rhage. Con una maldici?n que amenaza su propia vida, Mary no est? buscando el amor. Hace mucho tiempo que dej? de creer en los milagros. Pero cuando la intensa atracci?n animal de Rhage se convierte en algo m?s emocional, ?l sabe que debe hacerla suya. Y, mientras los enemigos les pisan los talones, Mary luchar? desesperadamente por conseguir una vida eterna junto al hombre al que ama…
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– ¿Hay alguna posibilidad de que quieras besarme después de todo esto? -Preguntó ella.
– Si.
Sin permitirle pensar, ella agarró sus hombros y lo condujo hacia su boca. Él se contuvo durante un momento, como si estuviera sorprendido por su fuerza, pero entonces él la beso profunda y largamente, como si entendiera lo que ella necesitaba de él. En materia de un momento él la tenía totalmente desnuda, el pijama despareció, los calcetines desaparecieron, las bragas la abandonaron.
Él la acarició con las manos desde la cabeza hasta los muslos y se movió con él, se levantaba, se arqueaba, sintiendo la piel desnuda de su pecho contar sus pechos y su estómago mientras la lisa tela de sus pantalones caros se frotaban como aceite corporal sobre sus piernas. Ella estaba dolorida y aturdida cuando él hociqueó su cuello, mordisqueó su clavícula, abriéndose camino hasta sus pechos. Ella levantó la cabeza y miró como la lengua salía y hacía un círculo alrededor se su pezón antes de que él lo tomara en su boca. Mientras se amamantaba de ella, su mano se deslizó por el interior de sus muslos.
Y luego él le tocaba su centro. Ella se elevaba hacia él, su respiración salía rápidamente de sus pulmones.
Él gimió, su pecho vibraba contra el suyo cuando él emitió el sonido.
– Dulce Mary, eres tal como me imaginé. Suave…empapada. -Su áspera voz, con fuerza, le daba una idea de cuanto control utilizaba para mantenerse a sí mismo bajo clausura. -Abre tus piernas para mí. Un poco más. Exacto Mary. Esto es tan…oh, sí.
Él resbaló un dedo y luego dos en su interior.
Había pasado mucho tiempo, pero su cuerpo sabía dónde se dirigía. Jadeando, agarrándose a sus hombros con las uñas, Mary lo miró lamer su pecho cuando él movió su mano sobre su cuerpo, su pulgar rozando el lugar correcto en la carera ascendente. En un destello de un relámpago ella explotó, la fuerza de la liberación la lanzó precipitadamente a un vacío donde solo latir y blanco calor existían.
Cuando ella se echó hacia atrás, los pesados ojos de Rhage eran graves, su cara tensa y oscura. Parecía un completo extraño, completamente fuera de ella.
Ella intentó coger la manta para cubrirse, calculando que con la camisa no haría ni la mitad del trabajo. El movimiento la hizo consciente de que sus dedos todavía la penetraban.
– Eres muy hermosa. -Le dijo él bruscamente.
La palabra hermosa la hizo sentir incómoda. -Permíteme levantarme.
– Mary…
– Esto es demasiado incómodo. -Ella luchó y su cuerpo solo hizo que lo sintiera más.
– Mary, mírame.
Ella lo fulminó con la mirada, frustrada.
En el lento movimiento, él retiró su mano de en medio de sus piernas y se llevó sus dos dedos brillantes a la boca. Sus labios se separaron, saboreándola mientras el los chupaba con simple pasión. Cuando él tragó, cerró sus encendidos ojos.
– Eres increíblemente hermosa.
Su respiración se congeló. Y luego se redobló cuando él se deslizó hacia abajo por su cuerpo, poniendo sus manos en el interior de sus muslos. Ella se tensó cuando él intentó separarle las piernas.
– No me detengas, Mary. -Él besó su ombligo y luego su cadera, esparciéndose ampliamente. -Necesito más de ti en mi boca, a través de mi garganta.
– Rhage, yo…Oh, Dios.
Su lengua le dio un golpe caliente sobre su centro, produciéndole estragos sobre su sistema nervioso. Él levantó su cabeza y la miró. Y luego bajó hacia abajo y la lamió otra vez.
– Me matas. -Dijo él, acariciándola con su aliento dónde le dolía. Él frotó su cara sobre ella, su crecida barba le produjo una suave raspadura cuando él se bañó en su centro.
Ella cerró los ojos, pareciendo que iba a volar.
Rhage hociqueó y luego capturó su caliente carne con sus labios, chupando, entonces tirando, incluso moviendo rápidamente su lengua. Cuando ella se arqueó sobre el suelo, una de sus manos fue al pequeño trasero de ella, ya otra se colocó sobre su vientre inferior. Él la sostuvo mientras la trabajaba, impidiendo a su cuerpo que se separara de su boca cuando ella se movía.
– Mírame, Mary. Mira lo que te hago.
Cuando ella lo hizo, ella tuvo una visión momentáneamente de su rosada lengua lamiéndola por encima de su hendidura y eso fue todo. La liberación la rompió, pero él solo continuó. Parecía que no había ningún final en su concentración o su técnica.
Finalmente ella tendió la mano, necesitando la gruesa longitud llenándola. Él se resistió y luego hizo algo pecaminoso con sus colmillos. Cuando ella se desató otra vez, él miró su orgasmo, sus brillantes ojos azules que la miraban desde el medio de sus piernas, ensombrecidos, muy brillantes. Después de que todo hubiese terminado, ella dijo su nombre como una ronca pregunta.
En un fluido movimiento él se puso de pie y se alejó de ella. Cuando se giró, su aliento salió en un silbido.
Un magnífico tatuaje, multicolor cubría toda su espalda. El diseño era el de un dragón, una temible criatura con cinco garras y un cuerpo, poderoso cuerpo. Desde su lugar de descanso, la bestia la miraba fijamente, como si en realidad la viera a través de sus ojos blancos. Y mientras Rhage se paseaba, la cosa se movía con las ondulaciones de sus músculos y piel, cambiando de posición, hirviendo.
Como si quisiera salir, pensó ella.
Sintiendo una obligación, Mary tiró la manta por encima de su cuerpo. Cuando ella levantó la vista, Rhage caminaba por la habitación.
Y todavía, aquel tatuaje la miraba fijamente.
Capítulo 23
Rhage caminaba alrededor de la sala de estar, intentando apagar la quemazón. Había sido bastante difícil mantener su cuerpo bajo control antes de poner su boca sobre ella. Ahora que su lengua conocía su sabor, su columna vertebral ardía, la extensión de la quemadura iba hasta cada músculo que tenía. Su piel temblaba por todas partes, causando tal comezón que quería pasarse por papel de liza.
Cuando se frotó los brazos, sus manos temblaban de modo incontrolable.
Dios, tenía que alejarse del olor de su sexo. De la vista de ella. Del saber de que podría tomarla ahora mismo porque ella le habría dejado.
– Mary, tengo que estar solo un ratito. -Él echó un vistazo hacia la puerta del cuarto de baño. Voy a entrar allí. Si alguien viene a la casa o escuchas algo insólito, quiero que me avises inmediatamente. Pero no tardaré.
Él no la miró cuando cerró la puerta.
En el espejo sobre el lavabo, sus pupilas brillaron blancas en la oscuridad.
Oh, Jesús, no podía cambiar. Si la bestia salía ahora…
El miedo por la seguridad de Mary envió a su corazón un sprint haciendo peor la situación.
Joder. ¿Que iba a hacer? ¿Y por qué le pasaba esto? Por qué…
Para. Solo para este pensamiento. Para el pánico. Vuelve ocioso tu motor interno. Entonces podrás preocuparte todo lo que quieras.
Él bajó la tapa del wc y sentó sobre ella, descansando sus manos sobre las rodillas. Obligó a sus músculos a relajarse concentrándose en sus pulmones. Sacando el aire por su nariz y inhalando por la boca, se concentró en el mantener de su respiración buena y lenta.
Adentro y afuera el aire. Adentro y afuera el aire.
El mundo retrocedió hasta que todos los sonidos, visiones y olores fueron encerrados y solo existiera su respiración.
Solo su respiración.
Solo su respiración.
Solo su…
Cuando se calmó, abrió los ojos y levantó las manos. El temblor había desaparecido. Y una Mirada rápida al espejo mostró que sus pupilas eran negras otra vez. Apoyó los brazos sobre el lavadero y se hundió sobre ellos.
Después de que fue maldito, el sexo había sido un instrumento practicable que lo ayudaba a tratar a la bestia. Cuando tomaba a una mujer, y estaba lo suficientemente estimulado para liberarse cuando lo necesitara, pero excitación nunca llegaba al nivel donde la bestia era provocada. Ni mucho menos.