Las cinco personas que encontrar?s en el cielo
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Mitch Albom, el autor de `Martes Con Mi Viejo Profesor`, vuelve para hacernos pensar, para hacernos sentir, y sobre todo para enamorarnos de nuevo de cada una de las palabras que componen su nueva novela: `Las Cinco Personas Que Encontraras en el Cielo`.
Eddie tiene 83 a?os y trabaja en el parque de atracciones de una peque?a ciudad de provincias norteamericana. Ha pasado toda su vida en este lugar, a excepci?n de su participaci?n en la Segunda Guerra Mundial, un episodio que le marc? profundamente. Su vida acaba de forma tr?gica al salvar a una ni?a que est? a punto de ser atropellada por un coche de la monta?a rusa. Eddie se encuentra ahora… en el cielo. El para?so aparece como el lugar donde, por fin, entendemos el sentido de nuestra vida en la tierra. As?, Eddie se encuentra con las cinco personas que m?s han influido en su vida, de forma directa pero tambi?n indirecta, sin que ?l se diera cuenta. Y as? surgen dos preguntas capitales: ?De qu? manera nuestra vida est? ligada a la de gente que no conocemos? ?C?mo influyen nuestras decisiones en la vida de otras personas?
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– Laralá, laralí… -canta ella al ritmo de la melodía-. Cuando estás conmiiigo… La, la… Las estrellas y la luna… La, la, la… En junio…
Se mueven por el cuarto de estar hasta que Eddie cede y se ríe. Ya es unos buenos quince centímetros más alto que su madre, pero ella le lleva con comodidad.
– Entonces, ¿te gusta esa chica? -susurra ella.
Eddie pierde un paso.
– Es estupendo -dice su madre. Me alegro por ti.
Dan vueltas a la mesa, y la madre de Eddie agarra a Joe y le levanta.
– Ahora bailad los do s-dice ella.
– ¿Con él?
– ¡Mamá!
Pero ella insiste y ellos ceden, y Joe y Eddie pronto están riéndose y dando saltos uno junto al otro. Se cogen de la mano y se mueven, arriba y abajo, haciendo unos círculos exagerados. Dan vueltas y más vueltas a la mesa, ante el placer de su madre, mientras el clarinetista se destaca en la melodía de la radio y los primos rumanos dan palmas y los últimos restos del olor a filete a la parrilla se desvanecen en el aire de fiesta.