Trilogia de la huida
Trilogia de la huida читать книгу онлайн
La Trilog?a de la huida re?ne las tres primeras novelas de Dulce Chac?n: Alg?n amor que no mate, Blanca vuela ma?ana y H?blame, musa, de aquel var?n. "Los tres libros de esta Trilog?a de la huida tienen ese origen com?n, la melancol?a que deja en las personas la lucha que parte de la evidencia de un fracaso: la pareja fracas?, pero hay que reconstruir el amor. Dulce no abordaba ese asunto con un prop?sito previo, ella no hac?a teor?a de lo que iba a escribir, y no escrib?a nada como una teor?a; abordaba las novelas con la misma frescura, y con la misma libertad, con la que abordaba los poemas, como exabruptos de su sentimiento, y en el fondo de sus sentimientos, en el origen de su melancol?a, estaba la evidencia, y la rabia, ante ese fracaso."
Внимание! Книга может содержать контент только для совершеннолетних. Для несовершеннолетних чтение данного контента СТРОГО ЗАПРЕЩЕНО! Если в книге присутствует наличие пропаганды ЛГБТ и другого, запрещенного контента - просьба написать на почту [email protected] для удаления материала
Todo el mundo se ha cansado de ti, de tus lamentos. Hasta tu prima se ha cansado de compararse contigo para ser feliz y ya le pesan tus tristezas. La gente huye de los tristes por miedo al contagio, es contagiosa la tristeza, Prudencia. Las penas son de uno y no se van porque las cuentes. Si te hubieras puesto tu mejor sonrisa, no te habría pasado lo que te pasó la última vez que saliste a la calle, que tus amigas cruzaron de acera; a ti te dolió, te diste cuenta de que no fue casual, que te vieron perfectamente, que cuando te vieron cruzaron de acera. Tú no aceptaste el desprecio y cruzaste también, se pusieron rojas de vergüenza, pero más roja te pusiste tú, cuando se excusaron porque no te habían visto, te preguntaron qué tal te iba y, antes de que pudieras contestar, dijeron que tenían mucha prisa y que ya les había contado tu prima. Adiós, Prudencia, te dieron dos besos cada una y se alejaron hablando en voz baja. Te quedaste parada, dudando, no sabías si volver a cruzar de acera.
