Sospecha
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Andy Fallon, un joven polic?a, ha aparecido desnudo y ahorcado. Seg?n todos los indicios, se ha suicidado o ha sido v?ctima de un juego er?tico, pero el detective Sam Kovac no termina de verlo claro. Se propone esclarecer los hechos, en parte, como un servicio al padre del joven muerto, un antiguo polic?a que tuvo que retirarse tras quedar inv?lido a consecuencia de un disparo, pero tambi?n porque sabe que hay personas que pod?an tener inter?s en la desaparici?n de Andy. Y es que el joven era de Asuntos Internos y adem?s homosexual, dos circunstancias que pueden producir antipat?as en determinadas personas, m?s a?n si tienen algo que ocultar. Para Kovac se trata de un terreno muy resbaladizo, en el que sin duda se va a encontrar con la hostilidad de muchos. Pero ?l es tozudo, cuenta con la ayuda de Nikki Liska, una entusiasta polic?a divorciada, y ama la verdad. Una verdad que emerger? en toda su sordidez y brutalidad.
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– ¿Recuerda a Andy Fallon, señora Thorne? Vino a visitarla hace poco.
La mujer cogió la fotografía sin dejar de sonreír.
– ¡Qué apuesto! ¿Es su hijo?
– No, señora. Es el hijo de Mike Fallon. ¿Recuerda a Mike Fallon? Era policía y vino a su casa la noche en que murió su esposo.
No sabía si Evelyn había oído una sola palabra, aunque parecía que no.
– Crecen tan deprisa -suspiró la mujer antes de levantarse e ir a una pequeña librería que albergaba numerosas revistas y una Biblia-. Yo también tengo fotos -anunció mientras sacaba una revista del fondo del montón, Redbook-. Cree que se las llevó todas. No le gusta mostrar fotos de la familia, pero tenía que quedarme algunas.
Sacó un sobre de entre las páginas de la revista y de él extrajo un par de fotos.
– Mi hija -dijo con orgullo, alargándoselas a Kovac.
No quería tocarlas, como si evitando tocarlas, mirarlas siquiera, pudiera mantener a raya la verdad. Pero Evelyn Thorne se las puso en las manos.
En la fotografía se la veía más joven y un poco más delgada. Llevaba el cabello distinto… Pero resultaba imposible confundir a Evelyn con la hija de Bill Thorne: Amanda Savard.