A Cualquier Precio
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David Buchanan aplica sucias presiones para financiar causas honrosas. Robert Thornhill, un alto cargo de la CIA, descubre el juego y empieza a chantajearle, pues quiere devolver a la CIA el prestigio perdido. Faith Lockhart, una tercera persona implicada en este asunto, opina que se ha ido demasiado lejos y decide confesarlo todo al FBI. Su vida a partir de entonces tiene un precio
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– Antes de que atentaran contra tu vida, ¿qué pensabas hacer? -Iba a darles un ultimátum. Si querían mi cooperación, entonces tendrían que conceder la inmunidad a Danny.
– ¿Y si no aceptaban el trato, tal como hicieron?
– Entonces Danny y yo habríamos desaparecido. No sé cómo, pero de alguna manera. -Fijó los ojos en él-. No voy a regresar. Por muchas razones. No quiero morir ahora que estoy en la cima.
– ¿Y puedes decirme dónde diablos encajo yo en todo esto?
– Este lugar no está tan mal, ¿no? -comentó Faith con timidez.
– ¿Estás loca? No podemos quedarnos aquí para siempre.
– Pues entonces será mejor que pensemos en otro sitio adonde huir.
– ¿Y mi casa? ¿Y mi vida? Yo sí tengo una familia. ¿Pretendes que lo deje todo atrás?
– Quienquiera que desee verme muerta dará por supuesto que tú sabes todo lo que yo hago. No estarías a salvo.
– Me corresponde a mí tomar esa decisión, no a ti.
– Lo siento, Lee. Nunca pensé que otra persona se vería involucrada en esto. Especialmente alguien como tú.
– Tiene que haber otra solución.
Ella se dirigió hacia las escaleras.
– Estoy muy, pero que muy cansada. ¿Y de qué más podemos hablar?
– Maldita sea, no puedo marcharme así como así y empezar de cero.
Faith había subido medio tramo de escaleras. Se paró, se volvió y bajó la vista hacia él.
– ¿Crees que la situación nos parecerá mejor mañana? -le preguntó.
– No -respondió Lee con sinceridad.
– Ésa es la razón por la que no tenemos nada más de que hablar. Buenas noches.
– ¿Por qué tengo la sensación de que tomaste la decisión de no volver hace mucho tiempo? Incluso me atrevería a decir que fue en el momento en que me conociste…
– Lee…
– Me embaucas para que vaya contigo, montas ese numerito estúpido en el aeropuerto y ahora yo también estoy atrapado. Muchas gracias, señora.
– ¡Yo no lo planeé así! Te equivocas.
– ¿De verdad esperas que me lo crea?
– ¿Qué quieres que diga?
Lee alzó los ojos hacia ella.
– Ya sé que mi vida no es gran cosa pero me gusta, Faith.
– Lo siento. -Faith desapareció escaleras arriba.