-->

Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n

На нашем литературном портале можно бесплатно читать книгу Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n, Tusset Pablo-- . Жанр: Триллеры. Онлайн библиотека дает возможность прочитать весь текст и даже без регистрации и СМС подтверждения на нашем литературном портале bazaknig.info.
Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n
Название: Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n
Автор: Tusset Pablo
Дата добавления: 16 январь 2020
Количество просмотров: 194
Читать онлайн

Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n читать книгу онлайн

Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n - читать бесплатно онлайн , автор Tusset Pablo

Una de las mayores satisfacciones de la labor de editor es poder contemplar c?mo los autores a los que publicaste en tu nivel de amateur se acaban abriendo paso por el mundo de la literatura profesional. Sin duda, los lectores m?s veteranos de las publicaciones de Artifex Ediciones (editora de esta p?gina que ten?is en vuestras pantallas) recordar?n con agrado el nombre de Pablo Tusset como el firmante de la novela corta La Residencia, primer n?mero de la colecci?n Artifex Serie Minor. Se trataba de una obra filos?fica, abstracta, que desde un cierto despojamiento estil?stico y narrativo buceaba en las cuestiones b?sicas de la existencia con una sencillez, una claridad y una naturalidad que a buen seguro se ganaron a muchos lectores. Desde luego, le proporcionaron un c?mulo de buenas cr?ticas en las publicaciones del fandom, algo verdaderamente inusitado para un autor que ven?a de fuera del mundillo.

Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n, la novela con la que Tusset ha entrado por la puerta grande de la literatura (no hay m?s que leer el faj?n que acompa?a a la segunda edici?n, con unas ditir?mbicas palabras de Manuel V?zquez Montalb?n), no tiene absolutamente nada que ver con aquella obra primeriza, y sin embargo, como ella, es una gran novela. Juntas, demuestran que Tusset es un escritor madur?simo, vers?til y del que podemos esperar obras de gran calado. Ojal? que a rebufo del ?xito de Lo mejor… alguna editorial profesional se decida a reeditar La Residencia, con lo que un ?mbito mayor de lectores, m?s all? del mundillo de los aficionados a la ciencia-ficci?n, podr?a percatarse de la variedad de palos que Tusset es capaz de tocar.

En esta novela, Pablo Tusset nos presenta a Pablo Miralles, un individuo mutifacetado que resulta al mismo tiempo carism?tico y repugnante, para entendernos, es una especie de cruce entre Ignatius Reilly (influencia expl?citamente reconocida) y Jos? Luis Torrente, un personaje picaresco que recorre la Barcelona de ayer mismo malviviendo y dedicado a sus vicios, a pesar de sus obvias cualidades intelectuales (eso s?, tirando a subversivas) y del colch?n que le ofrece su pertenencia a una familia muy adinerada. La trama se articula en torno a una historia detectivesca: el hermano mayor de Miralles, modelo de hijo, marido y empresario, desaparece tras haberle hecho un misterioso encargo. La b?squeda del hermano perdido es la excusa para que Tusset nos presente el mundo de Miralles, una personalidad h?brida que lo mismo acude a una casa de putas que cena en un restaurante exclusivo o se liga, contra su voluntad y empujado por sus respetabil?simos padres, a una pacata ni?a casadera que resulta ser, ?albricias!, ninf?mana.

A lo largo de la novela se suceden las situaciones c?micas y los apuntes certer?simos que Tusset pone en boca de Miralles sobre todos los tipos humanos, ambientes y costumbres de la Barcelona contempor?nea que se cruzan en su camino, con cierto aprecio en particular por la s?tira de la burgues?a acomodada. Son estos permanentes destellos de ingenio, que se siguen inagotablemente hasta la ?ltima p?gina, los que hacen que Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n sea una lectura muy recomendable.

Por lo dem?s, si tuviera que se?alar alg?n defecto, me detendr?a en los dos puntos flacos de la novela: el primero y m?s grave, un final apresurado y fuera de tono con el resto de la obra (defecto dif?cilmente soslayable cuando Lo mejor… se ha articulado como una historia policiaca, cosa que, en realidad, no es) que hace que las ?ltimas cincuenta p?ginas empa?en un poco el buen sabor de boca que se llevaba hasta entonces. Y el segundo, que probablemente casi nadie considerar? un defecto, es la abierta intenci?n de Tusset de gratificar al lector ofreciendo claves de novela contempor?nea: sexo gratuito, cochazos rutilantes, drogas por un tubo, moderneces variadas como el uso de Internet (aunque, eso s?, hay una interesante aportaci?n al respecto justo en la ?ltima p?gina), etc?tera. Probablemente son elementos que han resultado imprescindibles para que el autor haya pasado del circuito marginal a la profesionalidad, pero no puedo evitar pensar, al leer las p?ginas rebosantes de ingenio de Lo mejor que le puede pasar a un cruas?n, que Tusset no los necesitaba para escribir una buena novela.

Внимание! Книга может содержать контент только для совершеннолетних. Для несовершеннолетних чтение данного контента СТРОГО ЗАПРЕЩЕНО! Если в книге присутствует наличие пропаганды ЛГБТ и другого, запрещенного контента - просьба написать на почту [email protected] для удаления материала

1 ... 48 49 50 51 52 53 54 55 56 ... 69 ВПЕРЕД
Перейти на страницу:

121› demasiada mucha información en NASA. es divertido entrar pero demasiado mucha información para mirar y mirar.

Pbl› [Private to Jhn] No he podido leerlas todas, John, no te cabrees, lo siento, estoy metido en un lío de cojones. Ya hablaremos. Te enviaré un mail o te llamaré por teléfono.

Puck› 121 ¿no puedes enseñarme cómo entrar en la NASA? Es un buen sitio para hacer travesuras.

Woung› Me ha contado John que encontraste el texto en la Red. Lo que me extraña es que no hubiera oído hablar de él antes. No es tanto lo que se conserva escrito en inglés medio, y yo estoy acostumbrado a manejar los principales catálogos. Quizá investigando la dirección en la que lo has encontrado podrías averiguar algo más.

121 › qué cosa dice travesuras?

Jhn› [Private to Pbl] Eso espero. Te va a costar justificar el día que me has hecho pasar.

Pbl› 121 "travesura" significa Schelmenstreich; no hagas caso a Puck: Puck es nombre de Poltergeist. Oye: ¿no puedes decirme nada, absolutamente nada, respecto al dominio que me interesa?»Ya sé, Woung: en eso estoy, 121 está investigando el sistema de origen.

Puck› Yo no soy ningún poltergeist, soy un duende.

Jhn› Puck: ¿cómo demonios has venido a parar a este chat?

Woung› Si consigues más información házmela llegar a [email protected] Te lo agradecería. Entretanto leeré el poema entero. ¿Puedes darme una dirección-e?

Jhn› [Private to Pb!] Ya te dije que a Günter hay que estimularlo un poco. Está remolón. Preséntale el trabajo como la resolución de un misterio interesante, sino se olvidará de ti en cuanto salga del chat y se dedicará a cualquier cosa más divertida que tus paranoias.

121› lo siento Pbl. todavía no averiguado.

Jhn› Puck: Poltergeist significa "duende" en alemán. ¿Ves como éste es un chat serio?, hasta hablamos alemán.

Puck› Jhn: a los duendes nos gusta meternos donde no nos llaman. En la NASA, por ejemplo.

Pbl› Woung: [email protected] Es mi dirección del Metaphisical.

Puck› Esto se está poniendo muy aburrido. Jhn: deberías decir para todos esas cosas tan divertidas que me cuentas en private acerca de Pbl.

Woung› Por cierto, Pbl y Jhn, he sabido que en Richmond hay un estudiante interesado en componer una tesis sobre las ideas que difundís desde este site. Está tratando de que el departamento de filosofía contemporánea acepte la petición, y parece que lo conseguirá. He oído algunas versiones muy atractivas de esa teoría vuestra de la Realidad Inventada. Estáis de moda en las facultades de letras de la Costa Este, estuve por allí este invierno.

Jhn› No sé de qué hablas, Puck, yo no te he enviado ningún private.

Pbl› Puck: en español diríamos que se te ve el plumero.

Jhn› Si Pbl bebiera un poco menos y trabajara un poco más lograríamos publicar algo coherente, pero ni siquiera tenemos la teoría definida formalmente, no es más que un montón de mensajes electrónicos desperdigados por la Red. No estaría mal que me pusieras en contacto con el estudiante del que hablas. Quizá para ayudarnos a recopilar. Nos vendría bien un becario.

Puck› Bah, y quién habla español… Sois muy aburridos. Me voy: quizá encuentre a Oberón en el bosque.

– Puck left the chat at r7:26 (GTM + i).

Jhn› Menudo gilipollas, el duende.

Pbl› [Private to 121, Jhn] Günter, he de aclararte algo. Tu ayuda y la de tus amigos resulta de vital importancia. Ya sé que parece una locura, pero, en resumen, estamos tratando de descubrir el origen de un poema del siglo XIV que (presta atención) contiene información sobre lo ocurrido durante los seis siglos posteriores a su redacción. Woung está trabajando con nosotros: es un especialista en literatura medieval inglesa, acaba de confirmarnos la antigüedad del texto. Sabemos que el dominio worm.com está relacionado con ese poema y pensamos que llegando hasta el sistema de origen tendremos acceso a más datos. ¿Comprendes la importancia de vuestro trabajo? Están implicados en la investigación expertos de todo el mundo, pero nos falta un buen equipo de informáticos. Piensa que estamos tratando de obtener INFORMACIÓN SOBRE EL FUTURO. Por favor: envíame un mail en cuanto tengas alguna noticia. Estaré pendiente del correo. Y sé discreto, no conviene que esto que te digo se divulgue demasiado, informa sólo a tus colaboradores más inmediatos.

En fin, supongo que me pasé un poco de rosca, pero confié en que mis palabras surtieran efecto: para un chaval de trece años todavía es posible la aventura, por descabellada que parezca. Por lo menos prometió hacer algo esa misma tarde y enviarme un mensaje en cuanto tuviera algo. Por lo demás, el lío de intervenciones cruzadas siguió aún durante unos minutos, pero yo había obtenido ya toda la información posible y me desconecté en cuanto el mínimo sentido de la cortesía me lo permitió. Como de costumbre, mis esfuerzos indagatorios terminaban siendo estériles: por un lado The Stronghold se revelaba auténticamente antiguo, pero por otro ya no estaba muy seguro de que eso fuera tan extraño. Es verdad que toda la historia de la filosofía es una contante reformulación y se le pueden encontrar antecedentes a cualquier idea pretendidamente contemporánea.

El caso es que la ensalada mental que tenía ya a aquellas alturas era importante, necesitaba desintoxicarme un poco, y, visto que ya no podía hacer más desde casa, pensé hacer la prometida visita a la familia y de paso ver si SP había averiguado algo interesante respecto al accidente de Robellades-hijo.

Estaba ya en la puerta cuando sonó el teléfono.

– Holaaa, qué tal…

La que faltaba.

– Ya ves, aquí, contestando al teléfono…

– Y qué, qué explicas.

– No explico nada, Fina, absolutamente nada: estoy sencillamente esperando a saber para qué demonios has llamado.

Antes de enterarme tuve que disculparme por ser tan antipático y finalmente supe que José María iba a volver tarde de la oficina, así que ella había resuelto, citarse conmigo; a condición, claro está, de que yo actuara como si fuera ella la que me hacía el favor. Pero yo tenía otros planes para esa noche.

– No puedo, Fina, quedamos mañana si quieres.

– Ah… ¿Y se puede saber por qué no puedes?

Mierda: a improvisar otra vez:

– Pues… tengo una cita.

– ¿Una cita?, ¿tú?, ¿no será con alguna pelandusca?

Cacé la idea al vuelo:

– No es ninguna pelandusca.

– Mira que lo sabía… apareces un día con un cochazo impresionante, te disfrazas de treintañero moderno, llevas fajos de billetes grandes por los bolsillos… Y eso no es lo peor. Lo peor es que ya ni haces payasadas de las tuyas. Estás… aneblao.

– Ya ves. Yo pensaba que a estas alturas no podía pasarme algo así.

Lo dije con tono de corderito, como avergonzado.

– La muy zorra… ¿Y quién demonios es, si puede saberse?

– La conocí en la cena de cumpleaños de mi madre. Es hija de unos amigos de la familia. He quedado con ella para cenar… y tomar una copa…

– Será… En cuanto cuelgue no te vuelvo a hablar en la vida. Así que me dejas plantada por la primera guarrona amater que se te cruza en el camino, ¿no?

– Chica, así son las cosas…

– Y una leche: me hiciste una promesa, ¿no te acuerdas? Me prometiste que si alguna vez te enamorabas de alguien sería de mí.

– No seas ridícula, Fina: ¿qué clase de promesa es ésa?

– Una de las tuyas, ya lo ves. Y ahora me sales con que «Me he encoñao de una guarra amiga de mis padres»…

– Yo no he dicho eso. Y no es ninguna guarra.

– ¿Que no? Pues te ha seducido como a un… teenager: te pones guapo, y te echas colonia cara, y te quedas como… ausente. Y qué: ¿ya habéis follado, o para eso quedáis esta noche…?

– Fina, por favor…

– «Fina, por favor…», pues sabes lo que te digo, que pienso salir por ahí yo sola. Yo también tengo admiradores, para que lo sepas.

En fin.

Ya en la calle, avisé de mi destino a los Ángeles de la Guarda, que seguían en el Kadett entreteniendo la espera con un siete y medio. No había ya rastro del motorista; supongo que, vista mi renuncia a escapar de la vigilancia, SP había prescindido de sus servicios. Como no tenía ganas de caminar pensé en Bagheera, pero justo por delante del Kadett pasó un taxi y lo paré casi en un movimiento reflejo. Nunca sabré si aquel taxi me perjudicó o me salvó el pellejo, el caso es que hoy puedo contarlo.

En el jol de mis SP's ya no estaban ni Mariano el portero ni el guardia jurado de uniforme. Ahora el despliegue de gorilas a la vista era impresionante: dos rondando por la calle, dos más en el vestíbulo y otros dos arriba, en la puerta del piso; eso sin contar con los que no vi. Todos parecían estar conectados por radio, o teléfono, algo que les colgaba de la oreja. Uno de los de abajo me pidió que tomara el ascensor de servicio. Al parecer el acceso a la entrada principal estaba intervenido mediante no sé qué gaita electrónica, pero aquello me pareció como si el puente levadizo se hubiera alzado. El gorila más grande de los de arriba tuvo que llamar veinticinco veces a la puerta, hasta que terminó abriendo mi Señora Madre, lo que desde luego era inaudito. Su aspecto, sin embargo, era el de rutina: blusón con bordados exóticos, maquillaje de ver la tele y las perlas de estar por casa. Incluso me pareció que no estaba tan nerviosa como cabía esperar. ¿El Valium?, ¿la sauna?, ¿las manazas de Gonzalito?

– Ah, Pablo José, pasa, hijo. Esto es una locura. Estamos sin asistenta (el bruto de tu padre la ha despedido esta mañana, ya te contaré…). Y no sé qué pasa con Eusebia que no abre la puerta -se introdujo un poco en el corredor de servicio y alzó la voz-: ¡Eusebia, ¿es que no has oído el timbre?! -Volvió a prestarme atención a mí-: No te sienta nada bien este bigote, Pablo José -me presentó las mejillas para que se las besara-, pareces un árbitro de fútbol; un árbitro de fútbol gordísimo… Tendrías que ir a algún gimnasio, hijo. Y afeitarte ese bigote horrible.

A todo esto, se había oído una cisterna y rumor de grifos procedentes del corredor de servicio. Al poco apareció la Beba estirándose las sisas de la falda.

– ¿No has oído el timbre, Eusebia?

– Claro que l'hi oído: media docena de veces; pero es que estaba en el váter haciendo un pipí…

– Te tengo dicho que es suficiente con saber que estabas en el baño, no es necesario que especifiques qué hacías adentro. El otro día me hiciste la misma delante de la señora Mitjans.

1 ... 48 49 50 51 52 53 54 55 56 ... 69 ВПЕРЕД
Перейти на страницу:
Комментариев (0)
название