-->

Un Verano Tenebroso

На нашем литературном портале можно бесплатно читать книгу Un Verano Tenebroso, Simmons Dan-- . Жанр: Триллеры. Онлайн библиотека дает возможность прочитать весь текст и даже без регистрации и СМС подтверждения на нашем литературном портале bazaknig.info.
Un Verano Tenebroso
Название: Un Verano Tenebroso
Автор: Simmons Dan
Дата добавления: 16 январь 2020
Количество просмотров: 255
Читать онлайн

Un Verano Tenebroso читать книгу онлайн

Un Verano Tenebroso - читать бесплатно онлайн , автор Simmons Dan

Confieso mi debilidad por Dan Simmons, un escritor que se mueve entre lo sublime (Hyperion) y lo rid?culo (Los fuegos del Ed?n), con poco lugar para las medias tintas. Un verano tenebroso, ay, adem?s de reforzar la man?a ?sa de que los relatos que antes ten?an 300 p?ginas hoy deben tener 800 (799, para ser precisos), se acerca m?s a lo segundo que a lo primero. Una pena.

Una pena porque el comienzo es m?s que prometedor, y hace presagiar uno de esos relatos neblinosos en los que nada se dice y todo se cuenta (al estilo Ramsey Campbell, escritor que narra siempre entre l?neas, para regocijo de algunos y enfado de otros): un pr?logo de pocas p?ginas nos revela la historia de un caser?n que sirve como escuela a Elm Haven, Illinois. A continuaci?n, la trama deriva hacia uno de esos cuentos de iniciaci?n sexual/vital de ni?os/camaradas en bicicleta al estilo Stephen King. Nada que objetar a que Dan Simmons, harto de obtener el aplauso de la cr?tica, pero no la aceptaci?n masiva del p?blico, se lanzara en su momento al mercadeo del terror estereotipado, pero tampoco es cuesti?n de pasarse. Hay que cumplir unos m?nimos. Para empezar, una base cre?ble, cosa de la que carece esta novela. Porque, vamos a ver: ?qui?n se cree que una campana que perteneci? a los Borgia y que fue construida con el metal fundido de una ancestral reliquia egipcia (?relacionada con Osiris, oh… ah…!) acabe en un pueblecito del Illinois profundo, por mucho que se hable de exc?ntricos millonarios? ?Qui?n se cree que un ni?o de once a?os (y estadounidense, y del medio rural, y de los a?os 60…) sea todo un experto en lat?n, interprete los textos de Aleister Crowley mejor que el gur? de una logia y deduzca de ello en un pisp?s que la clave est? en exorcizar el mal a tiro limpio? Y, sobre todo: ?por qu? Simmnons se empe?a en destrozar un ambiente ominoso, que elabora con un estilo sencillo y preciso, en un desarrollo insulso y mec?nico y en un cl?max pirot?cnico de m?s de cien p?ginas que remite a peque?as joyas del cine pulp, como Temblores (gusanos gigantes y dentudos incluidos), pero que es indigno de alguien con su categor?a profesional? La traducci?n, por cierto, no ayuda: parece que hay gente que no se ha percatado de que `doceavo` no es lo mismo que `duod?cimo` y de que el gerundio en castellano no se suele usar para describir acciones consecutivas, sino simult?neas, por citar s?lo algunos ejemplos.

Adem?s, a pesar de que la novela es larga, muy larga, como dec?a m?s arriba, hay un buen mont?n de cabos sueltos. Se dan un garbeo unos cuantos zombies que no se sabe muy bien de d?nde salen, aunque se sospeche. Hay unos malvados sectarios a los que se alude durante toda la novela, pero que apenas aparecen hasta el desenlace (Elm Haven cuenta con unos pocos centenares de habitantes, as? que, teniendo en cuenta que los protagonistas se pasan p?ginas y p?ginas corriendo de aqu? para all?, en alg?n momento tendr?an que encontrarse con ellos). Por continuar con incoherencias varias, a lo largo de la trama el malhadado pueblo queda sembrado de cad?veres desmembrados, se desencadenan varios tiroteos, un cami?n sacado de El diablo sobre ruedas, con un remolque cargado de animales muertos y hediondos, se dedica a perseguir a ni?os por la carretera, los gusanos que protagonizan el cl?max se pasean por galer?as subterr?neas abriendo agujeros de paredes legamosas por todas partes… y el sheriff no se entera. Y la gente apenas se alarma. ?Por qu??

?Por qu? ha escrito semejante desprop?sito Dan Simmons?

Alberto Cairo

Внимание! Книга может содержать контент только для совершеннолетних. Для несовершеннолетних чтение данного контента СТРОГО ЗАПРЕЩЕНО! Если в книге присутствует наличие пропаганды ЛГБТ и другого, запрещенного контента - просьба написать на почту [email protected] для удаления материала

1 ... 26 27 28 29 30 31 32 33 34 ... 171 ВПЕРЕД
Перейти на страницу:

En esta primera noche de domingo de las vacaciones de verano, Lawrence pidió a Dale que subiese a encenderle la luz. Dale suspiró, cerró el libro de Tarzán que estaba leyendo y subió con su hermano.

No había caras en la oscuridad. Nada salió de debajo de la cama. Cuando Dale abrió la puerta del armario para colgar la camisa a rayas de su hermano, nada saltó de allí ni tiró de él. Lawrence se puso su pijama de Zorro, y Dale se dio cuenta de que también tenía sueño, aunque todavía no eran las nueve. Se puso el pijama azul, arrojó la ropa sucia en el cesto y se metió en la cama para leer una historieta sobre Tarzán y la ciudad perdida de Opar. Oyeron pisadas y su padre se plantó en la puerta. Llevaba puestas las gafas de leer, que le daban un aspecto más viejo y serio que de costumbre.

– Hola, papá -dijo Lawrence desde la cama.

Acababa de poner fin a su rito de sujetarlo todo bien y asegurarse de que no quedaba nada suelto que pudiese caer y tentar a las criaturas de debajo de la cama.

– Hola, fieras. Ya veo que esta noche os habéis acostado temprano, ¿eh?

– Iba a leer un rato -dijo Dale, y de pronto comprendió que sucedía algo. Su padre no solía subir a darles las buenas noches, y ahora había una tensión alrededor de sus ojos y de su boca-. ¿Qué pasa, papá?

Su padre entró y se quitó las gafas como si acabase de darse cuenta de que las llevaba puestas. Se sentó en la cama de Lawrence y apoyó la mano izquierda en la de Dale.

– ¿Habéis oído el teléfono?

– Yo sí -dijo Dale.

– Y yo también -dijo Lawrence.

– Era la señora Grumbacher… -empezó a decir su padre. Jugaba nerviosamente con las gafas, desplegándolas y plegándolas de nuevo. Entonces se detuvo y las guardó en el bolsillo-. La señora Grumbacher ha telefoneado para decir que hoy había visto a la señorita Jensen en Oak Hill.

– La señorita Jensen -dijo Lawrence-. ¿Quieres decir la mamá de Jim Harlen?

Lawrence nunca había comprendido por qué la madre de Harlen tenía un apellido diferente… y por qué podía ser una «señorita» y tener un hijo.

– Cállate -le dijo Dale.

– Sí -dijo su padre, y dio unas palmadas en la pierna de Lawrence, debajo de la manta-. La mamá de Jim. Dijo a la señora Grumbacher que Jim había tenido un accidente.

Dale sintió que su corazón daba un salto y se encogía después. Kevin y él habían ido a buscar a Harlen aquella tarde -Mike no había acudido y no eran bastantes para jugar al béisbol-, pero su casa estaba cerrada y a oscuras. Pensaron que como era domingo habrían salido para ir a ver a algún pariente o amigo.

– Un accidente -repitió Dale al cabo de un momento-. ¿Está muerto?

Dale tuvo intuitivamente la seguridad de que Jim estaba muerto.

Su padre pestañeó.

– ¿Muerto? No, hombre; Jim no está muerto. Pero fue una lesión grave. Todavía estaba inconsciente en el hospital de Oak Hill cuando la señora Grumbacher habló con su mamá.

– ¿Qué sucedió? -preguntó Dale, y su voz sonó seca, áspera.

Su padre se frotó la mejilla.

– No están seguros. Parece que Jim estaba trepando en el colegio…

– ¿En Old Central? -farfulló Dale.

– Sí; trepaba por la pared del colegio y se cayó. La señora Moon le encontró esta mañana. Estaba buscando periódicos y botes de hojalata en el contenedor de basura que hay junto a la escuela… Bueno, Jim se había caído allí la noche pasada o a primera hora de la mañana, y estaba inconsciente.

– ¿Está muy grave? -preguntó Dale.

Su padre pareció meditar un momento la respuesta. Dio unas palmadas en las piernas de los dos chicos, debajo de las mantas.

– La señora Grumbacher dice que la señorita Jensen le ha dicho que se pondrá bien. Pero todavía está inconsciente; dice que recibió un golpe en la cabeza y que sufrió una conmoción bastante seria…

– ¿Qué es una conmoción? -preguntó Lawrence, con los ojos muy abiertos.

– Es como si te machacasen el cerebro o te rompiesen el cráneo -murmuró Dale-. Ahora calla y deja hablar a papá.

Su padre sonrió ligeramente.

– Está todavía inconsciente, pero no del todo en coma. Los médicos dicen que esto es normal cuando se ha sufrido un fuerte golpe en la cabeza. Supongo que también tiene algunas costillas rotas y una fractura múltiple en uno de los brazos. La señora G. no ha dicho en cuál. Por lo visto Jim cayó desde bastante altura y dio contra el borde del contenedor. Si no hubiese habido algo blando allí para amortiguar la caída…, bueno…

Lawrence se puso a lloriquear.

– Habría sido como el gatito de Mike al que aplastaron en Hard Road el verano pasado, ¿verdad, papá?

Dale dio un golpe a su hermano en el brazo. Antes de que su padre pudiese regañarle, dijo:

– ¿Podremos ir a verle a Oak Hill, papá?

El padre sacó las gafas del bolsillo.

– Claro. No creo que haya ningún inconveniente. Pero dentro de unos días, naturalmente. Jim tiene que recobrar el conocimiento y ellos asegurarse de que se pondrá bien. Si empeorase o no volviese en sí, tendrían que trasladarle a un hospital de Peoria… -Se levantó y dio unas palmadas en la pierna de Lawrence por última vez-. Pero iremos a verle esta semana, si se encuentra mejor. Y ahora no estéis demasiado rato leyendo, ¿eh?

Se dirigió a la puerta.

– ¡Papá! -dijo Lawrence-. ¿Cómo es que la mamá de Harlen no sabía que había salido por la noche? ¿Cómo es que nadie le buscó hasta esta mañana?

La cara de su padre sólo mostró un instante de cólera. Y no contra Lawrence.

– No lo sé. Tal vez su mamá pensó que estaba durmiendo en casa. O tal vez Jim salió de su casa y se encaramó en la escuela esta mañana.

– No lo creo -dijo Dale-. De todos los chicos que conozco, Harlen es el que se levanta más tarde. Tuvo que ser anoche. Estoy seguro.

Dale pensó en el cine gratuito, en los relámpagos y las primeras gotas de lluvia que habían enviado a todo el mundo a sus coches o a refugiarse debajo de los árboles durante algunos minutos, mientras Rod Taylor luchaba contra los Morlocks, y en la segunda película, que hubo que interrumpir a causa de la lluvia. Él y Lawrence habían vuelto andando, con una de las hermanas de Mike y su estúpido amiguito.

«¿Qué pretendía Harlen al escalar Old Central?»

– Papá -dijo-, ¿sabes por qué parte del colegio subía Harlen?

Su padre frunció el entrecejo.

– Bueno, cayó en el contenedor de basura que está cerca de la zona de aparcamiento; por lo tanto, supongo que fue por la esquina de este lado. Es donde estaba tu clase este año, ¿no?

– Sí -dijo Dale.

Se estaba imaginando el sitio por el que habría trepado Harlen. Probablemente por la tubería de desagüe y quizá por las piedras salientes de la esquina; sin duda por la cornisa de fuera de la clase.

«Desde luego no era una subida fácil. ¿Por qué diablos había ido Harlen por allí?»

Su padre pareció expresar con palabras el pensamiento de Dale.

– ¿Sabéis alguno de vosotros por qué Jim intentaba subir por allí hasta su clase?

Lawrence sacudió la cabeza. Estaba abrazando al raído oso panda al que llamaba «Teddy». Dale sacudió también la cabeza

– No, papá. No tiene sentido.

Su padre hizo una señal de asentimiento.

– Mañana por la noche y el martes estaré de viaje, pero telefonearé para saber cómo estáis… y cómo sigue vuestro amigo. Si queréis, podremos ir a visitar a Jim a finales de la semana.

Los dos chicos asintieron con la cabeza.

Más tarde Dale trató de leer, pero las aventuras de Tarzán en la ciudad perdida le parecieron bastante tontas. Cuando al fin se levantó para apagar la luz, Lawrence extendió la mano sobre el espacio vacío entre las dos camas. Generalmente Lawrence quería que su hermano le cogiese la mano al quedarse dormido -era el único riesgo que se atrevía a correr de que algo le agarrase-, pero casi siempre Dale le decía que no. Hoy cogió la mano de su hermano.

Las cortinas de las dos ventanas estaban descorridas. Las sombras de las hojas dibujaban siluetas en los tabiques. Dale podía oír los grillos y el susurro de las hojas. No podía ver Old Central desde este ángulo, pero sí el pálido resplandor del único farol, cerca de la entrada norte.

1 ... 26 27 28 29 30 31 32 33 34 ... 171 ВПЕРЕД
Перейти на страницу:
Комментариев (0)
название