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Sospecha

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Sospecha
Название: Sospecha
Автор: Hoag Tami
Дата добавления: 16 январь 2020
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Sospecha - читать бесплатно онлайн , автор Hoag Tami

Andy Fallon, un joven polic?a, ha aparecido desnudo y ahorcado. Seg?n todos los indicios, se ha suicidado o ha sido v?ctima de un juego er?tico, pero el detective Sam Kovac no termina de verlo claro. Se propone esclarecer los hechos, en parte, como un servicio al padre del joven muerto, un antiguo polic?a que tuvo que retirarse tras quedar inv?lido a consecuencia de un disparo, pero tambi?n porque sabe que hay personas que pod?an tener inter?s en la desaparici?n de Andy. Y es que el joven era de Asuntos Internos y adem?s homosexual, dos circunstancias que pueden producir antipat?as en determinadas personas, m?s a?n si tienen algo que ocultar. Para Kovac se trata de un terreno muy resbaladizo, en el que sin duda se va a encontrar con la hostilidad de muchos. Pero ?l es tozudo, cuenta con la ayuda de Nikki Liska, una entusiasta polic?a divorciada, y ama la verdad. Una verdad que emerger? en toda su sordidez y brutalidad.

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– Yo tampoco. La verdad es que creía que me matarías mucho antes -repuso su ex con una sonrisa que relució en la oscuridad.

– Tienes suerte de que no llevara la pistola -refunfuñó Liska.

– Si la llevaras, aún estarías a tiempo de usarla.

Embutió las manos en los bolsillos de la vieja chaqueta que llevaba, sacó un paquete de Marlboro y encendió uno.

– No te dispararía ahora por nada del mundo -aseguró Liska-. Quiero que esta noche acabe cuanto antes, y si te disparara, me pasaría toda la noche en vela porque me detendrían, me ficharían y todo el rollo. No merece la pena.

– Vaya, muchas gracias.

– Estoy cansada, Speed. ¿Te importaría marcharte?

Speed dio una larga chupada al cigarrillo, exhaló el humo y contempló la calle mientras un sedán oscuro anodino pasaba de largo a escasa velocidad. Liska lo miró por el rabillo del ojo y se arrebujó en su abrigo.

– ¿Llamarás al taller mañana para que te arreglen la ventanilla? -quiso saber Speed, señalando el coche con el cigarrillo.

– No veo el momento de coger el teléfono.

– Porque lo de la bolsa de basura queda cutrísimo.

– Gracias por preocuparte tanto por mi seguridad.

– Eres la madre de mis hijos.

– Lo cual no habla precisamente a favor de mi buen juicio.

– Eh, no me dirás que te arrepientes de haberlos tenido -espetó Speed al tiempo que arrojaba la colilla a la nieve y la miraba de hito en hito.

– No me arrepiento de haber tenido a los chicos -repuso Liska, sosteniendo su mirada-. No me arrepiento en absoluto.

– Pero te arrepientes de lo nuestro.

– ¿Por qué me haces esto? -suspiró Liska, exhausta-. Me parece que es un poco tarde para lamentos y negociaciones, Speed. Nuestro matrimonio lleva mucho tiempo muerto.

Speed sacó las llaves del bolsillo y seleccionó la que necesitaba.

– Lamentarse es una pérdida de tiempo. Vive el momento; nunca se sabe cuál será el último.

– Y después de tan alegres palabras… -se burló Liska, volviéndose hacia la casa.

Speed la asió del brazo al pasar. Estaba contemplando la posibilidad de besarla, Liska lo veía en su mirada y lo percibía en la tensión de su cuerpo. Sin embargo, ella no quería y suponía que su ex se daba cuenta de ello.

– Cuídate, Nikki -dijo por fin en voz baja-. Eres demasiado valiente.

– Soy lo que necesito ser -replicó ella. Speed esbozó una sonrisa triste y la soltó.

– Lástima que yo nunca fuera lo que necesitabas.

– Yo no diría que nunca -puntualizó Liska, si bien mantuvo la mirada clavada en el suelo.

No lo siguió con la mirada mientras se alejaba, pero sí cuando subió al coche y dio marcha atrás para salir de la entrada. Permaneció inmóvil delante de su casa hasta que los faros posteriores no fueron más que un vago recuerdo. Y entonces estuvo de nuevo sola, se dijo mientras miraba la ventanilla remendada. O al menos eso esperaba.

Entró en la casa por la puerta trasera, cerró con llave y encendió la luz. Cuando se retiró al dormitorio, sola, un sedán oscuro pasó por delante de su casa… por segunda vez.

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