Dos Por La Pasta
Dos Por La Pasta читать книгу онлайн
La investigadora Stephanie Plum ha vuelto, y con mucho m?s car?cter. Esta vez, va tras la pista de Kenny Mancuso, un compa?ero de trabajo en Trenton, New Jersey, que ha disparado a su mejor amigo. Ha salido hace poco de la Armada y es sospechosamente rico, Mancuso tambi?n est? relacionado de manera lejana con Joe Morelli, un subdirector de polic?a de dudosa reputaci?n… y que le gusta mucho meterse en los asuntos de Stephanie.
Внимание! Книга может содержать контент только для совершеннолетних. Для несовершеннолетних чтение данного контента СТРОГО ЗАПРЕЩЕНО! Если в книге присутствует наличие пропаганды ЛГБТ и другого, запрещенного контента - просьба написать на почту [email protected] для удаления материала
– Estoy segura de que no podías hacer nada, abuela. Kenny es mucho más alto que tú, y no tenías con qué defenderte.
Un velo de lágrimas le nubló los ojos.
– Hizo que me sintiese como una vieja tonta.
Cuando salí del salón de belleza, Morelli estaba apoyado contra el Buick.
– ¿De quién fue la idea de hablar con Cubby Delio?
– De Spiro. Y no creo que se limite a Delio. Tiene que encontrar esas armas para quitarse a Kenny de encima.
– ¿Dijo algo interesante?
Le referí la conversación.
– Conozco a Bucky y a Biggy -afirmó Morelli-. No se mezclarían en algo así.
– Puede que nos equivocáramos con respecto al camión de la mueblería.
– No lo creo. A primera hora de la mañana fui a la gasolinera e hice unas fotos. Roberta está casi segura de que el camión que vio era ése.
– ¡Creí que ibas a seguirme! -exclamé-. ¿Qué pasaría si apareciese Kenny y me atacara con un picahielos?
– Te seguí parte del tiempo. De todos modos, a Kenny le gusta dormir por la mañana.
– ¡Ésa no es una excusa! ¡Como mínimo deberías haberme dicho que estaba sola!
– ¿Qué planes tienes?
– La abuela acabará en una hora, más o menos. Le prometí que la llevaría de compras. Y en algún momento tengo que ir a ver a Vinnie.
– ¿Va a darle el caso a otro?
– No. Llevaré a la abuela Mazur. Ella lo pondrá en su sitio.
– He estado pensando en Sandeman…
– Yo también he estado pensando en él. Al principio creí que estaba escondiendo a Kenny. Pero puede que sea lo contrario. Puede que él lo jodiera.
– ¿Crees que Moogey se conchabó con Sandeman?
Me encogí de hombros.
– Tiene sentido. Quienquiera que haya robado las armas, tenía conexiones.
– Dijiste que Sandeman no daba muestras de riqueza repentina.
– Creo que a Sandeman la riqueza se le va nariz arriba.
